martes, 30 de noviembre de 2010

CINCO LOBITOS




Cinco lobitos tiene la loba
blancos y negros detrás de una escoba
cinto tenía y cinco criaba
y a todos los cinco tetita les daba
Logo propiedad intelectual de Larrey

lunes, 22 de noviembre de 2010

SUPERVIVIENTES



(Dedicado a todas las mamás)



"Seis hombres casados serán abandonados en una isla, con un coche y
tres niños cada uno durante 6 semanas.
Cada niño practicará dos deportes e irá a clases de música o danza.
No hay comida rápida.
Cada hombre debe cuidar de sus tres hijos, mantener limpia la casa que
se le asigne, ayudar con los deberes y los trabajos del colegio.
Cocinar, lavar la ropa y pagar una lista de facturas (falsas) con un
dinero insuficiente. Además, tendrá que asegurarse de tener el dinero
para las comidas de cada semana.
Cada hombre debe recordar los cumpleaños de todos los amigos y
familiares y llamar en el día.
Además, deberá llevar a cada niño a una cita con el médico, el
dentista y un corte de pelo.
Tendrá que hacer una inesperada e inconveniente visita al A&E (ni idea
de lo que es).
También tendrá que preparar tortillas, sandwiches o tartas para un
cumpleaños, y un disfraz de flor o de fruta para cada hijo.
Cada hombre será responsable de la decoración de la casa asignada,
poner unas bonitas macetas con flores en el exterior y mantener la
vivienda presentable en todo momento.
Los participantes sólo tendrán acceso a la televisión cuando los niños
estén durmiendo y todas las tareas del hogar estén hechas. Incluso en
ese momento, puede que otra persona tenga el mando de la tele.
Los hombres deben afeitarse las piernas, llevar maquillaje a diario,
adornarse con joyas y llevar incómodos aunque estilosos zapatos.
Mantener las uñas de las manos pintadas y las cejas depiladas.
Durante una de las seis semanas, los hombres sufrirán calambres
abdominales y dolores de espalda, y tendrán inexplicables cambios de
humor, pero no podrán protestar ni disminuir el ritmo de sus otras
tareas.
Deben asistir a reuniones en la escuela y la comunidad de vecinos, y
encontrar tiempo al menos una vez por semana para pasar una tarde en
el parque o un entorno similar.
Deberán leer un libro a los niños cada noche, y por la mañana darles
el desayuno, vestirles, enseñarles a que se cepillen los dientes y
peinarles para las 8 de la mañana.
Se les realizará un test al final de las seis semanas y cada padre
será requerido para recordar toda esta información: el cumpleaños de
cada niño, altura, peso, talla de zapatos y de ropa, nombre de su
pediatra, también el peso del niño al nacer, su longitud, y el tiempo
que duró el parto. El color favorito de cada niño, el segundo nombre,
la comida favorita, canción favorita, bebida favorita, juguete
preferido, el miedo más grande y lo que quieren ser de mayores.
Todo lo anterior debe ser llevado a cabo mientras se trabaja bien a
jornada completa (preferiblemente) o parcial en un trabajo para
contribuir a los ingresos familiares.
Los niños votan a quién tiene que irse de la isla basándose en lo bien
que cumplen ...
El ultimo hombre gana sólo si .... aún conserva suficiente energía
como para mantener relaciones íntimas con su mujer en el momento del
anuncio.
Si un hombre gana, puede continuar en el juego una y otra vez por los
próximos 18-25 años y eventualmente ganar el derecho a ser llamado
MAMÁ."
MARUJA TORRES
PERDONEN QUE NO ME LEVANTE
Pócimas para votar


Nunca como en esta ocasión –me refiero a las elecciones en Catalunya, pero, con matices, bien podría ampliar el espectro a cualquier otro comicio– me va a costar tanto abandonar cualquier tarea placentera –como, por ejemplo, rascarme la panza en casa– para ir a votar el próximo domingo. La pregunta a quién votaré ya ni me la planteo. Hace décadas que no voto a favor de, sino en contra de. Imagino que les ocurre a muchos de ustedes. Se acabó el principio de placer, llegó desde hace mucho el azote del deber. Y todos están muy vistos. Sabemos lo que podemos esperar de ellos, sabemos sobre todo lo que no podemos esperar.
Claramente, me encuentro en el periodo de necesitar hacerme con grandes dosis de paliativos para soportarlo. Contemplo la tarjeta del censo y me pregunto por qué no acompañan con ella un estuche con medidas de alivio para el trance. Pinza para obstruirse la nariz, con objeto de evitar el hedor a faltriquera vieja y llena de desperdicios, el hedor a lo ya visto, ya hecho, ya sollozado; una palanganita de porcelana para los vómitos que pueden asaltar al votante en cuanto ponga el pie en la calle; pastillas para la acidez estomacal, que siempre aparece en ocasiones tales; una petaquita con vodka, para todo el rato.
Debería existir una papeleta especial para estos casos. Una que pusiera “Sí, pero…”, acompañada por otro kit, este completamente lleno de muñequitos que reprodujeran a los políticos de la lista, con sus correspondientes agujas de hacer vudú al lado. No vudú-vudú-vudú, de matar y todo eso, pero sí de proporcionar a los interfectos exasperantes noches de insomnio durante las cuales les daría tiempo a arrepentirse de las promesas incumplidas y a elaborar firmes propósitos de enmienda. Junto a los muñecos con las efigies de los políticos deberían suministrarnos un equipo ministerial que incluyera una figurita por cargo: de presidente del Gobierno para abajo, incluyendo a subsecretarios y directores generales. Y la hostia de agujas, claro.
Retorcido, lo reconozco. Pero son momentos retorcidos en la historia de la humanidad y más aún en la de los países, solos o ayudándose los unos a los otros. Oleadas de cinismo y de hipocresía nos anegan, y eso no quiere decir que antes no existieran o que no fueran peores. No habría querido yo vivir en las épocas en que los héroes sencillos de Ken Follet construían con sus manos los pilares de la Tierra. Sin embargo, nuestra era se caracteriza por que disponemos de amplia información de los canallas per cápita que nos tocan, incluidos los que llevan capita y sotana, y ello redunda en el hartazgo. Como una de las cosas que trae consigo el exceso de noticias es la necesidad de huir hacia la indiferencia para que no nos acogote el pasmo, votar, aunque sea en contra y sin fe ni esperanza y con ya muy poca caridad, continúa siendo una acción necesaria, de las pocas que nos quedan por practicar, y para la que deberíamos organizarnos antes como es debido.
Organizarnos para exigir listas abiertas debería constituir para nosotros la prioridad más prioritaria. Que la calle fuera un clamor. Ya que no podemos erradicar el hambre del mundo, ni a los gilipollas de la política, al menos, tener la posibilidad de examinarlos previamente de uno a uno. Es mucho más sencillo que arreglarles el asunto a los palestinos o a los saharauis, mucho más fácil que noquear a los gobernantes de Israel o al de Marruecos; más que impedir la matanza anual de delfines calderones en Dinamarca o el ahorcamiento habitual de galgos en España; más fácil, incluso, que ponernos por montera a los pontífices que vienen aquí a que las monjas les planchen la muda.
Imaginad. Gente en la calle, a tope, un día tras otro. Sentadas, manifestaciones. Nada de huelga: al contrario, echar horas extras concienciando al personal. Listas abiertas, abiertas, listas, abiertas, listas, abiertas, repetirlo hasta cuando se practica el sexo, entre dos platos, interrumpir a los conferenciantes y a los mitineros: “¡Listas abiertas!”. Por ahí podríamos empezar a desentumecernos. Por ahí podríamos llegar a metas más altas.
Y a volver a votar, quién sabe, sin que nos den arcadas. Y sin chuparnos el dedo.
(Felicidad)

viernes, 19 de noviembre de 2010

Si te acercas a mi hija te mato


Mira que lo intento, me pongo y le pongo el chubasquero anti-realidad al blog pero es que no hay manera. En fin, no puedo dejar de mencionarlo aqui.


Hago mías las palabras de Isabel San Sebastián que a continuación reproduzco:


"si te acercas a mi hija, te mato"


Y ahora transcribo el comunicado de los Comités de Empresa de EPRTVM, Telemadrid y Onda Madrid:


TELEMADRID NO PUEDE SEGUIR PAGANDO CON DINERO PÚBLICO A COLABORADORES QUE NO RESPETAN LAS MÍNIMAS NORMAS ÉTICAS


Los Comités de Empresa del EPRTVM, Telemadrid y Onda Madrid consideran absolutamente inadmisibles las bromas y comentarios machistas, sexistas y racistas proferidas por el “señor” Salvador Sostres durante una pausa publicitaria en la emisión del programa “Alto y Claro” del pasado miércoles 10 de noviembre. El señor Sostres sabía que tenía el micrófono puesto y que las cámaras ya estaban grabando. Con el agravante añadido de que en ese mismo plató se encontraba en ese momento, de visita a nuestras instalaciones, un grupo de niños de varios colegios. No estamos hablando pues de una conversación privada.


Este nuevo incidente se une a la anterior polémica por la apología de la pederastia que hacía otro colaborador de Telemadrid, Fernando Sánchez Dragó, en su libro “Dios los cría”, que están dañando seriamente la imagen de una cadena pública de comunicación como es Radio Televisión Madrid. El Comité de Empresa de Telemadrid exige tanto a la Dirección de esta empresa, como a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que dejen de amparar y proteger estas conductas y comentarios antisociales y se diriman todas las responsabilidades.


El “señor” Salvador Sostres –como el “señor” Sánchez Dragó- no pueden volver nunca más a ningún programa de Radio Televisión Madrid. Los ciudadanos de Madrid – y en especial las mujeres y menores a los que reiteradamente degradan estos sujetos- tienen derecho a que no se utilice su dinero para pagar a estos presuntos “periodistas” y “literatos” que no sólo carecen de la más mínima ética, si no que además presumen abiertamente de sus excesos con un lenguaje tabernario impropio de un medio público.


El Comité de Empresa va a solicitar a la Directora General, Isabel Linares, una reunión urgente para tratar el tema.

Lo que me jodió ayer



Cuando te dicen que tienen dos noticias que darte, una buena y otra mala y te preguntan cuál quieres oir primero ¿tu qué respondes?
Yo siempre que la mala, así me quedo con el regusto de la última, la buena. Pero hoy voy a hacer una excepción, tengo dos cositas que me jodieron ayer que voy a relatar. Empezaré por la banal.


Situémonos, 21:45 horas aproximadamente, gimnasio en un centro comercial de Rivas. Yo cargando de peso la barra de press inclinado de pecho y me pregunta un chaval, imberbe y adolescente para más señas:
-“¿ha terminado con las mancuernas”? (señalar para entendidos que acaba de hacer una biserie de press y aperturas)
-“No, pero no te preocupes que cojo las de 10 kgs que me da lo mismo” respondí. Continuo con mi ejercicio y vuelve al poco el mismo imberbe
-“ya he terminado ¿se las dejó aquí?”
-“Sí, déjalas” y mi mente echando humo cual locomotora desbocada… será gilipollas el niñato que me trata de usted, vale que es educado el chaval y todo eso, pero coño que solo tengo 37 años, de acuerdo que peino canas en los pocos pelos que me quedan, pero… ¡me cago’n tó niñato que todavía se me pone dura sin ayuda exógena!


Y ahora, lo que realmente me jodió ayer.

En el centro comercial, en el trayecto entre el aparcamiento y el gimnasio vi a un hombre (por llamarlo de alguna manera) con una mujer (supongo) sacar dinero de un cajero. Hasta aquí todo normal ¿verdad? Pues no, nada normal, ella llevaba un burka completo puesto.
Nunca lo había visto en directo y tan de cerca. Se me encogió el estómago y la mala leche creció en mi interior...

(a partir de aquí solo se permite la lectura a mayores de 18 años por el contenido soez de lo escrito)

Me dirijo al espécimen que sacaba dinero del cajero acompañado de la mujer:

me cago en tu puta madre,
sacaba dinero del cajero metiendo tu cabeza por la ranura de las tarjetas,
seguro que tratas mejor al perro que a tu esposa,
ni libertad de creencias ni pollas el burka debería estar prohibido,
es la negación absoluta de la condición de ser humano,
y tu madre será una santa que seguro que también lleva burka pero
¡¡tu eres un hijoputa!!

jueves, 11 de noviembre de 2010

EL COLE, según Quique San Francisco


El otro día tuve que ir a recoger a mi sobrino al colegio. Y me quedé alucinado. ¿Se han fijado en cómo salen los niños de la escuela? Es algo espeluznante. Salen despavoridos, corriendo en cualquier dirección, como endemoniados, empujándose y gritando... como huyendo de algo, que piensas: ¿qué les harán ahí dentro?

Yo recuerdo que de pequeño no salía del colegio de esa forma tan violenta.. Francamente, yo la mayoría de las veces... ni entraba. A mí me decían:
- Enriquito: si quieres ser un hombre de provecho, vas a tener que estudiar un poco más.

Y yo les decía:
- Vale, pero si no quiero serlo, ¿puedo seguir como hasta ahora? Pero a ellos les da igual, te cargan con un mochilón... ¡así de grande!, y te dicen que todo eso te lo tienes que meter en la cabeza... ¡Pero qué empeño en meterme cosas en la cabeza! ¿No se dan cuenta de que no cabe? Además, en el colegio se aprenden muchas cosas inútiles.

Por ejemplo: ¿para qué se tiran tres meses enseñándote a diseccionar una rana?... Coño, ¡que te enseñen a pelar una gamba!

¿Y las matemáticas? Para empezar, te enseñan los conjuntos: estaban los conjuntos conjuntos y los conjuntos disjuntos. Muy bien, me ha sido muy útil en mi vida saber esto.

Ahora, el que cambió mi vida fue el conjunto vacío: le enseñaba las notas a mi madre y ella me decía :
- Enriquito, ¿y este cero en matemáticas...?
- Mamá, no seas antigua, esto no es un cero, es un conjunto vacío.

Luego te enseñan a sumar, restar, multiplicar, dividir.. Y dices:
'Ahora me enseñarán a pedir un crédito en el banco...' Pero no. Lo que te enseñan es la raíz cuadrada.... ¡Ay, amigos! ¡Qué gran tema la raíz cuadrada! ¡Lo bien que me ha venido a mí saber calcular la raíz cuadrada...! Sin ir más lejos la he usado... nunca. Francamente, ¿a ustedes no les parece que ha llegado el momento de plantear este asunto al Gobierno? La raíz cuadrada tendría que ser voluntaria, como la mili.

Y luego llegaba el profesor y decía:
- Chicos, os voy a poner unos problemas.
Pues... cojonudo: Llevo una mochila de ocho kilos, me llaman Carabesugo, me roban el bocadillo... ¡Y encima viene este tío a ponerme más problemas! Y dictaba:
- Si Pedrito tiene seis manzanas, viene su hermana y le quita dos,viene suprimo y le quita otras dos y luego el perro se come una... ¿Cuántas manzanas tiene Pedrito? Pues no lo sé, pero, francamente, si quiere mi opinión... Pedrito es gilipollas.

Otra cosa que te enseñaban era el latín y el griego, las lenguas muertas.... ¿A ustedes les parece bien que les enseñen lenguas muertas a los niños? ¡Con razón por la noche no pueden dormir!

¿Y la sinalefa? ¡Eso tiene que ser una guarrada! Yo me negué a estudiarla...

Y hablando de cochinadas: también te enseñaban los gases nobles...Mire usted, a mí me parece muy bien que los nobles se tiren sus gases como todo el mundo, ¿pero es necesario estudiarlos?

La clase de música... Muy bien, en casa no te dejan gritar ni jugar al balón en el pasillo, pero puedes soplar la flauta hasta que se te salgan los higadillos. Y tu madre ni mu... Total para aprender a tocar 'Debajo un botón, ton, ton...'

Por no hablar de la clase de gimnasia... ¿De qué te va a servir en la vida saber dar una voltereta? ¿Y saltar el potro? ¿Se imaginan que en un debate entre Aznar y Zapatero Aznar dijese: 'Señor Zapatero, usted va a subir las pensiones y va a bajar la gasolina, pero, ¿sabe saltar el potro...? Déjese de demagogias... Salte el potro señor Zapatero,salte el potro'

La única vez que yo estuve atento en el colegio fue cuando explicaron la reproducción humana. Aunque tampoco me sirvió de mucho: primero te hablaban de un guisante... después de unas abejas que salían de su colmena y llevaban el polen por ahí.. Y luego te enseñaban unos dibujitos de una pareja en pelotas... Que yo pensaba: ¿Y aquí quién de los dos tiene el guisante...?'

Pero ahí no se acababa el follón, porque yo sabía que había una cosa que se metía en algún sitio... Y además estaba la cigüeña... Con lo que me fui a mi casa pensando que la reproducción humana consistía en que una cigüeña metía un guisante en una colmena y una abeja lo esparcía... Muy bien... Yo no quiero molestar, pero entonces. ¿Para qué me sirve a mí la polla?

En fin, amigos, que según lo que nos enseñaban en la escuela, un hombre de provecho es un tío que habla lenguas muertas, come guisantes, da volteretas y toca la flauta... ¡Coño, este tío es Kung Fu!

martes, 2 de noviembre de 2010

"THE WIRE"

Quiero hablaros de una de las mejores series de la historia de la pequeña pantalla: THE WIRE.

Álvaro Fierro, colaborador de Ruta 66, escribe sobre las razones para amar esta serie imprescindible para explicarse parte de las actuales miserias de la sociedad estadounidense. Y lo hace a partir de un libro que se ha publicado sobre la serie: The Wire. 10 dosis de la mejor serie de la televisión (Errata Naturae).

Casi todo el mundo coincide: los primeros capítulos no enganchan (y eso que las sustancias estupefacientes salen en casi cada plano) y se pierde la paciencia. ¿La misma historia de camellos y policías en los guettos de Baltimore? ¿Baltimore ha dicho usted? ¿Y qué se me ha perdido allí? ¿No hay un lugar un poco más cinematográfico que esta ciudad? Mejor Nueva York o San Francisco, ¿verdad?

Pero hete aquí que es la que mejor conoce su vecino David Simon, ex periodista del Baltimore Sun y su socio, el ex agente de policía y ex maestro Ed Burns. Y la conocen bien porque se la han pateado, han conversado con los yonkis y sus dealers, los estibadores, los profesores, los políticos y los medios de comunicación a cuenta de su oficio durante muchos años. Han visto de primera mano la transformación de la misma, y quien dice transformación, dice decadencia. Y tras una vida dedicada a buscar la noticia a la antigua usanza e interrogar maleantes, se plantearon escribir la gran novela americana extrapolada a la pequeña pantalla con su ciudad como paradigma estadounidense, pero con un matiz. Se basarían en las formas de las novelas rusas: hasta el, por ejemplo, capítulo seis, no sabes dónde encajar el argumento. No existe el héroe de turno, o el antihéroe, a pesar de que Jimmy McNulty pueda parecerlo. Tampoco el ritmo de las persecuciones es vertiginoso: la burocracia exaspera y conseguir una orden judicial para poner una escucha va al mismo paso que en la vida real.

The Wire tiene en estos elementos su grandeza. El sistema institucional es la verdadera alambrada de la que no podemos salir, pertenezcamos al sector que sea, dentro y fuera de la ley.
Por eso el Omar Little, el único que va por libre, es el que mejor cae a los espectadores.

Rompe los tópicos de C.S.I, y confía en la inteligencia del espectador a pesar de la abrumadora avalancha de nombres, apodos y personajes en general- unos doscientos- que pueblan la serie a lo largo de las cinco temporadas. Temporadas temáticas, sí, que van desde el tráfico de drogas y las luchas por el territorio a debates sobre la legalización, la erosión de los sindicatos en el puerto marítimo, el sistema escolar- “ser profesor de secundaria es más peligroso que trabajar de policía”, afirma Ed Burns-, los tejemanejes del ayuntamiento y la privatización de los periódicos y la pérdida del alma de los mismos (eso nos suena ¿verdad?).

Os la recomiendo.

Yo voy por la 3ª temporada.

Felicidad