Durante varios capítulos iré desgranando, gracias al trabajo de COMFIA-CC.OO., la nueva reforma laboral.
AMPLIACIÓN CAUSA DESPIDO POR CAUSA ECONOMICA. TEXTOS COMPARADOS ANTES Y DESPUES REFORMA.
TEXTO ANTERIOR
Artículo 51.1 del ET. Despido colectivo
“concurren cuando la adopción de las medidas propuestas contribuya, si las aducidas son económicas, a superar una situación económica negativa de la empresa”
TEXTO DEFINITIVO REFORMA
Artículo 51.1 del ET. Despido colectivo
“concurren cuando de los resultados de la empresa se desprenda una situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas o la disminución persistente de su nivel de ingresos,”
Comentario: La reforma tiene dos ejes: 1º, deja de relacionarse las medidas tomadas con la superación negativa. Esto siempre se discutía antes y la Administración o el Juzgado podían rechazar las medidas propuestas porque no eran las adecuadas para “superar la situación”. 2º, se concreta la situación económica negativa en pérdidas actuales o previstas y en la disminución de ingresos, que no tienen que suponer pérdidas ni siquiera disminución de beneficios.
AMPLIACIÓN CAUSA DESPIDO POR CAUSA TECNICA, ORGANIZATIVA O DE PRODUCCION
TEXTO ANTERIOR
Artículo 51.1 del ET. Despido colectivo
“si son técnicas, organizativas o de producción, a garantizar la viabilidad futura de la empresa y del empleo en la misma a través de una más adecuada organización de los recursos”
TEXTO DEFINITIVO REFORMA
Artículo 51.1 del ET. Despido colectivo
“justificar que de las mismas se deduce la razonabilidad de la decisión extintiva para contribuir a prevenir una evolución negativa de la empresa o a mejorar la situación de la misma a través de una más adecuada organización de los recursos, que favorezca su posición competitiva en el mercado o una mejor respuesta a las exigencias de la demanda.
Comentario: Se plantea la prevención de manera mucho más clara para despedir, antes de que haya situaciones “negativas” pero no solo es la prevención la que justifica medidas de despido, sino también la mejora de su competitividad.
martes, 21 de septiembre de 2010
jueves, 26 de agosto de 2010
PASTILLERA LEGAL
Hola, me llamo María de las Virtudes, Mavi para los amigos, y soy politoxicómana. Sí, aquí donde me ves. Con este fachón. Y este currículo. Y este cargazo. Todo empezó con las cervicales. Me hice una contractura en el pádel, me dieron un relajante muscular y vi el cielo abierto. Bueno, vi el cielo a secas. Hacía mucho que no lo veía. Ni nublado ni con sol. Cuando entro a trabajar no ha salido, y cuando salgo ya se ha puesto. Eso sigue igual. Está la cosa como para cambiar de curro. Pero ahora la que se pone soy yo. Hasta arriba. De todo.
No puedo con mi cuerpo. El trabajo, la casa, los críos, las patas de gallo, el código de barras, la vida. Lo mío no es estrés, es tres millones. Otras apechugan, vale. Pero la carne es débil. Y la mía más. Díselo a mis rodillas, que van con visera. O a mis brazos, lo que queda de ellos. Menos mal que tengo coche oficial. Ya no puedo ni parar taxis. Agito el húmero y hay un maremoto en Sidney. Por el efecto mariposa, o algo así. Me lo soltó ayer el capullo de mi ex. Claro, su flacidez no está a la vista. Se la tapa la barriga. Ese sí que le da a la pildorita azul y yo no digo nada.
No se puede ir a pelo por la vida. Cada una tiene sus recursos. Mi amiga Elena se pone de Amiplim. "Me tomo mi pastillita por la mañana y luego, pase lo que pase, a mí, plim", dice. Yo me meto lo que pillo. Lorazepam, paracetamol, ibuprofeno, cafeína, flores de bach, lo que va saliendo. Todo legal, no vayas a pensar. La contractura se me quitó rápido, pero la losa, no. Todas tenemos una. Se lo dije a mi vecina, que es médica de familia, y se hizo cargo. Ella también se automedica. Está harta de prescribir pastillas en su consulta, así que me evita el viaje. Yo le hago la declaración de la renta, ella me firma las recetas, y aquí paz y después gloria.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Mira las reinas de las mañanas.Para mí que se pinchan. Desaparecen en verano y vuelven en otoño con más cara que espalda. Hinchadas como peponas. Seguro que le dan al ácido. Hialaurónico. Ese sí que engancha. Más que el otro. Si no repites dosis a su debido tiempo, no es que te dé el bajón. Se te caen los palos del sombrajo. Y tu cara bonita. A plomo.
El sábado leí en el periódico que Elena Salgado duerme como un bebé y no ha tomado una pastilla en su vida. Con la que tiene encima, la pobre. Dice que es por el yoga. Lo que yo te diga. Las de esa generación están hechas de otra pasta. Les costó tanto conseguir la píldora que con esa han tenido bastante. Y no se dopan. Así ha llegado a vicepresidenta. Yo de dopamina me salgo. Pero de directora general no paso.
LUZ SÁNCHEZ-MELLADO. EL PAÍS, 24.08.2010
(Por Felicidad)
No puedo con mi cuerpo. El trabajo, la casa, los críos, las patas de gallo, el código de barras, la vida. Lo mío no es estrés, es tres millones. Otras apechugan, vale. Pero la carne es débil. Y la mía más. Díselo a mis rodillas, que van con visera. O a mis brazos, lo que queda de ellos. Menos mal que tengo coche oficial. Ya no puedo ni parar taxis. Agito el húmero y hay un maremoto en Sidney. Por el efecto mariposa, o algo así. Me lo soltó ayer el capullo de mi ex. Claro, su flacidez no está a la vista. Se la tapa la barriga. Ese sí que le da a la pildorita azul y yo no digo nada.
No se puede ir a pelo por la vida. Cada una tiene sus recursos. Mi amiga Elena se pone de Amiplim. "Me tomo mi pastillita por la mañana y luego, pase lo que pase, a mí, plim", dice. Yo me meto lo que pillo. Lorazepam, paracetamol, ibuprofeno, cafeína, flores de bach, lo que va saliendo. Todo legal, no vayas a pensar. La contractura se me quitó rápido, pero la losa, no. Todas tenemos una. Se lo dije a mi vecina, que es médica de familia, y se hizo cargo. Ella también se automedica. Está harta de prescribir pastillas en su consulta, así que me evita el viaje. Yo le hago la declaración de la renta, ella me firma las recetas, y aquí paz y después gloria.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Mira las reinas de las mañanas.Para mí que se pinchan. Desaparecen en verano y vuelven en otoño con más cara que espalda. Hinchadas como peponas. Seguro que le dan al ácido. Hialaurónico. Ese sí que engancha. Más que el otro. Si no repites dosis a su debido tiempo, no es que te dé el bajón. Se te caen los palos del sombrajo. Y tu cara bonita. A plomo.
El sábado leí en el periódico que Elena Salgado duerme como un bebé y no ha tomado una pastilla en su vida. Con la que tiene encima, la pobre. Dice que es por el yoga. Lo que yo te diga. Las de esa generación están hechas de otra pasta. Les costó tanto conseguir la píldora que con esa han tenido bastante. Y no se dopan. Así ha llegado a vicepresidenta. Yo de dopamina me salgo. Pero de directora general no paso.
LUZ SÁNCHEZ-MELLADO. EL PAÍS, 24.08.2010
(Por Felicidad)
miércoles, 26 de mayo de 2010
AJUSTES E IZQUIERDAS
(Artículo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura, publicado en El País el 25.05.10).
No me han gustado las medidas que el presidente del Gobierno de España anunció recientemente para hacer frente al déficit público que ha contraído nuestro país a lo largo de estos dos últimos años. Imagino que a Zapatero tampoco. A nadie puede complacerle adoptar medidas que defrauden a las personas que confían en ti. Y en esta ocasión, el Gobierno socialista nos defraudó. Sabemos que nuestro país necesita el esfuerzo de todos y sabemos que, desde la perspectiva socialista, el esfuerzo debe ser proporcional a los medios y recursos con los que cuenta cada ciudadano; y en este caso, el principio socialdemócrata de no dañar los derechos cívicos como la educación, la sanidad y las pensiones mínimas y no contributivas, los han dejado al margen del ajuste, que se ha deteriorado en la congelación de las pensiones.
En algunas ocasiones, no sólo en la política, los ciudadanos nos sentimos defraudados por aquellas personas que más queremos o más respetamos. Y, de igual forma, nadie podrá lanzar la primera piedra si se le pregunta por las veces que defraudó a quienes confiaban en él. ¿A quién no le defraudó su hijo? ¿Quién no sintió la deslealtad en el comportamiento de sus más íntimos amigos? ¿Quién no pensó en algún momento de su vida que su padre o su madre no se comportaron de acuerdo con las propias normas que le inculcaron durante su proceso educativo? Y, a más abundancia, ¿quién no se comportó, en algún momento, de una forma que hizo dudar a sus progenitores de la ética de su hijo? ¿Quién, en determinada circunstancia, no rompió la imagen que sus hijos se habían formado de su padre o de su madre? Si la respuesta a las interrogantes anteriores es afirmativa, reconoceremos que no por eso nos fuimos por las esquinas renegando de nuestros padres, de nuestros hijos o de nuestros amigos, y que, de igual manera, a casi ninguno de nosotros nos echaron de casa cuando defraudamos a quienes nunca pensaron que lo haríamos.
Y sí, dos años y medio después de que se iniciara la crisis económica que asuela a casi todos los países del mundo, el presidente Zapatero ha tenido que aceptar que el llamado mercado le doble la muñeca. No todo lo que es mercado está hundiendo nuestra economía, porque tan mercado es el especulador bursátil, que maneja fondos de pensiones millonarios, como el fabricante de productos hospitalarios, o el ganadero que tiene una explotación para abastecer de carne a los que necesitamos los alimentos para subsistir.
Quienes han doblado la muñeca al presidente no han sido estos últimos, sino los causantes de la caída de la economía financiera y, consecuentemente, de la caída de la economía real. Es necesario recordarlo, para que no se olvide de dónde vienen nuestros problemas. Ya casi se nos olvidó lo expertos que éramos cuando explicábamos, a diestro y siniestro, aquello de las subprimes y de cómo el dinero que ahorrábamos y depositábamos porla mañana en una sucursal de cualquier caja de ahorros de cualquier pueblo de nuestro país, por la tarde ya se encontraba en Chicago, sirviendo para comprar la primera basura que circulaba en forma de paquete por el circuito financiero mundial, sin que nosotros, los depositarios, tuviéramos la más mínima noción de qué se hacía con nuestros pocos euros ahorrados. Y durante este tiempo, el presidente ha aguantado, contra viento y marea, las acometidas que el capitalismo más salvaje infringía a nuestra economía, a nuestras ilusiones y a nuestras expectativas personales, familiares y profesionales.
Adoptar medidas duras e impopulares era lo que se le pedía, y casi exigía, por parte de aquellos que sabían que lo de impopular sólo podía traducirse en traición a su electorado y en frustración para los que confiaban en él. Durante el tiempo de acoso del mercado especulativo y de emisión de opiniones dirigidas al objetivo de que Zapatero se enfrentara con su electorado, los que confiaban en él, los que depositaron sus ilusiones en un presidente socialista, atrevido y tenaz, no movieron un dedo para reforzar la muñeca de quien se sabía que podía doblarla si seguían los ataques y las consignas. Nadie salió a la calle a exigir que el presidente aguantara; nadie levantó la voz para reforzar la moral de quien necesitaba el aliento, la complicidad y la comprensión de su electorado.
Al contrario, durante dos años, todos hemos permanecido sentados en nuestro asiento, unos en sombra y otros en sol, esperando ver cómo y por dónde el morlaco hundía el pitón en la femoral del diestro. Y al final, ocurrió lo que todos sabían o esperaban: revolcón y pitos para el matador desde el tendido de sombra y desde el graderío de sol. Herido y desarmado, el torero no ha tenido más remedio que meterse en el burladero de sombra, mientras que los de sol agitaban sus manos pidiendo la devolución de sus billetes. "Nos ha defraudado", era el grito que más se escuchaba en los tendidos. Los más han permanecido en sus asientos esperando que la fiera se amanse, mientras una parte del tendido de sol ha pedido a voz en grito que salga a torear el diestro de la derecha que, sentado cómodamente en la barrera, espera que el victorino acabe definitivamente con el diestro de la izquierda.
"Nos sentimos defraudados", dicen los que se jactan de ser un electorado de izquierdas absolutamente exquisito que, al parecer, no perdona a quien, falto de apoyo popular, ha tenido que ceder en su empeño de mantener una actitud clara y tenazmente socialdemócrata. Por lo visto y oído, a ese electorado fino y exigente no les defraudó el capitalismo especulativo, depredador y salvaje que ha tirado por tierra nuestras ilusiones y la forma de organizar la sociedad y la solidaridad entre nosotros. ¡No! Les defrauda quien ha hecho lo posible, y casi lo imposible, para mantener el Estado de bienestar que los españoles hemos labrado en 30 años de democracia y que, de no haber sido por la crisis financiera de Estados Unidos, que se trasladó como el humo por todos los rincones del planeta, los españoles hubiéramos sido capaces de mantener con los ajustes que nuestra propia experiencia, sentido común y capacidad nos hubieran indicado.
Y de nuevo han aparecido el miedo y la inseguridad. El miedo que nos retrotrae a los tiempos en los que el sistema de protección andaba bajo mínimos y donde nuestros padres y abuelos guardaban sus magros ahorros "para por si acaso". Así nos lo atestiguan los datos que en las últimas semanas se nos han proporcionado sobre beneficios bancarios y sobre el nivel de ahorro que los españoles hemos acumulado en este último ejercicio, superando los de años anteriores, cuando el Gobierno socialdemócrata nos permitía vivir con una cierta posición que algunos, despectivamente, llamaban vivir por encima de nuestras posibilidades, "como nuevos ricos", se dice, porque la gente aspiró, con razón, a tener una casa, un coche, vacaciones, sanidad pública y educación de calidad para todos. Todo eso se lo quieren llevar, en parte, los especuladores que ahora se permiten el lujo de exigirnos sacrificios para que puedan seguir comprando nuestra deuda, que, por cierto, son ellos los responsables de que haya aumentado hasta límites que Zapatero no pudo aguantar.
¡Y no aguantó! Pero, no por eso, voy a salir a la calle a reclamar que entre en el Gobierno el que sigue fumándose un puro. Yo soy de izquierdas y lucharé para que la política triunfe sobre la economía especulativa.
(Enviado por Felicidad)
En algunas ocasiones, no sólo en la política, los ciudadanos nos sentimos defraudados por aquellas personas que más queremos o más respetamos. Y, de igual forma, nadie podrá lanzar la primera piedra si se le pregunta por las veces que defraudó a quienes confiaban en él. ¿A quién no le defraudó su hijo? ¿Quién no sintió la deslealtad en el comportamiento de sus más íntimos amigos? ¿Quién no pensó en algún momento de su vida que su padre o su madre no se comportaron de acuerdo con las propias normas que le inculcaron durante su proceso educativo? Y, a más abundancia, ¿quién no se comportó, en algún momento, de una forma que hizo dudar a sus progenitores de la ética de su hijo? ¿Quién, en determinada circunstancia, no rompió la imagen que sus hijos se habían formado de su padre o de su madre? Si la respuesta a las interrogantes anteriores es afirmativa, reconoceremos que no por eso nos fuimos por las esquinas renegando de nuestros padres, de nuestros hijos o de nuestros amigos, y que, de igual manera, a casi ninguno de nosotros nos echaron de casa cuando defraudamos a quienes nunca pensaron que lo haríamos.
Y sí, dos años y medio después de que se iniciara la crisis económica que asuela a casi todos los países del mundo, el presidente Zapatero ha tenido que aceptar que el llamado mercado le doble la muñeca. No todo lo que es mercado está hundiendo nuestra economía, porque tan mercado es el especulador bursátil, que maneja fondos de pensiones millonarios, como el fabricante de productos hospitalarios, o el ganadero que tiene una explotación para abastecer de carne a los que necesitamos los alimentos para subsistir.
Quienes han doblado la muñeca al presidente no han sido estos últimos, sino los causantes de la caída de la economía financiera y, consecuentemente, de la caída de la economía real. Es necesario recordarlo, para que no se olvide de dónde vienen nuestros problemas. Ya casi se nos olvidó lo expertos que éramos cuando explicábamos, a diestro y siniestro, aquello de las subprimes y de cómo el dinero que ahorrábamos y depositábamos porla mañana en una sucursal de cualquier caja de ahorros de cualquier pueblo de nuestro país, por la tarde ya se encontraba en Chicago, sirviendo para comprar la primera basura que circulaba en forma de paquete por el circuito financiero mundial, sin que nosotros, los depositarios, tuviéramos la más mínima noción de qué se hacía con nuestros pocos euros ahorrados. Y durante este tiempo, el presidente ha aguantado, contra viento y marea, las acometidas que el capitalismo más salvaje infringía a nuestra economía, a nuestras ilusiones y a nuestras expectativas personales, familiares y profesionales.
Adoptar medidas duras e impopulares era lo que se le pedía, y casi exigía, por parte de aquellos que sabían que lo de impopular sólo podía traducirse en traición a su electorado y en frustración para los que confiaban en él. Durante el tiempo de acoso del mercado especulativo y de emisión de opiniones dirigidas al objetivo de que Zapatero se enfrentara con su electorado, los que confiaban en él, los que depositaron sus ilusiones en un presidente socialista, atrevido y tenaz, no movieron un dedo para reforzar la muñeca de quien se sabía que podía doblarla si seguían los ataques y las consignas. Nadie salió a la calle a exigir que el presidente aguantara; nadie levantó la voz para reforzar la moral de quien necesitaba el aliento, la complicidad y la comprensión de su electorado.
Al contrario, durante dos años, todos hemos permanecido sentados en nuestro asiento, unos en sombra y otros en sol, esperando ver cómo y por dónde el morlaco hundía el pitón en la femoral del diestro. Y al final, ocurrió lo que todos sabían o esperaban: revolcón y pitos para el matador desde el tendido de sombra y desde el graderío de sol. Herido y desarmado, el torero no ha tenido más remedio que meterse en el burladero de sombra, mientras que los de sol agitaban sus manos pidiendo la devolución de sus billetes. "Nos ha defraudado", era el grito que más se escuchaba en los tendidos. Los más han permanecido en sus asientos esperando que la fiera se amanse, mientras una parte del tendido de sol ha pedido a voz en grito que salga a torear el diestro de la derecha que, sentado cómodamente en la barrera, espera que el victorino acabe definitivamente con el diestro de la izquierda.
"Nos sentimos defraudados", dicen los que se jactan de ser un electorado de izquierdas absolutamente exquisito que, al parecer, no perdona a quien, falto de apoyo popular, ha tenido que ceder en su empeño de mantener una actitud clara y tenazmente socialdemócrata. Por lo visto y oído, a ese electorado fino y exigente no les defraudó el capitalismo especulativo, depredador y salvaje que ha tirado por tierra nuestras ilusiones y la forma de organizar la sociedad y la solidaridad entre nosotros. ¡No! Les defrauda quien ha hecho lo posible, y casi lo imposible, para mantener el Estado de bienestar que los españoles hemos labrado en 30 años de democracia y que, de no haber sido por la crisis financiera de Estados Unidos, que se trasladó como el humo por todos los rincones del planeta, los españoles hubiéramos sido capaces de mantener con los ajustes que nuestra propia experiencia, sentido común y capacidad nos hubieran indicado.
Y de nuevo han aparecido el miedo y la inseguridad. El miedo que nos retrotrae a los tiempos en los que el sistema de protección andaba bajo mínimos y donde nuestros padres y abuelos guardaban sus magros ahorros "para por si acaso". Así nos lo atestiguan los datos que en las últimas semanas se nos han proporcionado sobre beneficios bancarios y sobre el nivel de ahorro que los españoles hemos acumulado en este último ejercicio, superando los de años anteriores, cuando el Gobierno socialdemócrata nos permitía vivir con una cierta posición que algunos, despectivamente, llamaban vivir por encima de nuestras posibilidades, "como nuevos ricos", se dice, porque la gente aspiró, con razón, a tener una casa, un coche, vacaciones, sanidad pública y educación de calidad para todos. Todo eso se lo quieren llevar, en parte, los especuladores que ahora se permiten el lujo de exigirnos sacrificios para que puedan seguir comprando nuestra deuda, que, por cierto, son ellos los responsables de que haya aumentado hasta límites que Zapatero no pudo aguantar.
¡Y no aguantó! Pero, no por eso, voy a salir a la calle a reclamar que entre en el Gobierno el que sigue fumándose un puro. Yo soy de izquierdas y lucharé para que la política triunfe sobre la economía especulativa.
(Enviado por Felicidad)
viernes, 14 de mayo de 2010
MURIÓ EN GRECIA
"Murió en Grecia”
Artículo de Maruja Torres. Periódico “El País” -jueves, 13 de mayo de 2010-
Cada vez que el señor Rajoy evoca el ejemplo griego y lo utiliza a modo de maldición contra este nuestro país me siento como Gomorra, corriendo delante de Sodoma, con una mano delante y otro detrás. La imagen de despojamiento viene al pelo –y a pelo- ahora que desde el Congreso se nos condena a pagar los platos rotos. Tranquilícense, pues, especuladores, estraperlistas y otros chorizos hoy llamados financieros. Que respire el coso bursátil. Sus juergas las subvencionaremos nosotros, y con nuestras vísceras podrán cocinarse nuevos menús. Viva la cocina del Mercado.
Congoja daba escuchar a un Zapatero apenado y sin narices para emprender la reforma por lo fiscal, por arriba, que sería lo suyo; rendido y maniatado, sin fuste de estadista por ninguna parte y solo, muy solo. Más desazón producía ver a don Mariano -¿nuestro futuro, tal como está el patio?- ponerse populista en lo borde, con su manada de ninfos y ninfas haciéndole el coro. Por un lado, un débil de carácter con escrúpulos, y, por el otro, un débil de carácter sin complejos. Menudo porvenir. ¡Borrell, vuelve, que te necesitamos¡ Digo yo, así, a boleo.
Y, sobre todo, esa dolorosa sensación de que cuando Grecia aparece en la boca de alguno de nuestros próceres ya no es para hablar con regocijo de sus bellos paisajes ni para remarcar que en Atenas -¿se acuerdan?- nació la democracia, medio milenio antes de que los cristianos se calzaran las sandalias y salieran a alimentar leones. Tampoco se la nombra para reconocer que, en el siglo XX de nuestra era, sufriendo una brutal dictadura militar, Grecia fue compañera de desdichas de dos países también oprimidos por sus respectivo sátrapas: Portugal y España.
En estos ciegos días se nombra a Grecia sólo para certificar que la sodomización de las democracias europeas por el dios Mercado empezó hace unos días en Atenas y avanza imparable por el sur.
Artículo de Maruja Torres. Periódico “El País” -jueves, 13 de mayo de 2010-
Cada vez que el señor Rajoy evoca el ejemplo griego y lo utiliza a modo de maldición contra este nuestro país me siento como Gomorra, corriendo delante de Sodoma, con una mano delante y otro detrás. La imagen de despojamiento viene al pelo –y a pelo- ahora que desde el Congreso se nos condena a pagar los platos rotos. Tranquilícense, pues, especuladores, estraperlistas y otros chorizos hoy llamados financieros. Que respire el coso bursátil. Sus juergas las subvencionaremos nosotros, y con nuestras vísceras podrán cocinarse nuevos menús. Viva la cocina del Mercado.
Congoja daba escuchar a un Zapatero apenado y sin narices para emprender la reforma por lo fiscal, por arriba, que sería lo suyo; rendido y maniatado, sin fuste de estadista por ninguna parte y solo, muy solo. Más desazón producía ver a don Mariano -¿nuestro futuro, tal como está el patio?- ponerse populista en lo borde, con su manada de ninfos y ninfas haciéndole el coro. Por un lado, un débil de carácter con escrúpulos, y, por el otro, un débil de carácter sin complejos. Menudo porvenir. ¡Borrell, vuelve, que te necesitamos¡ Digo yo, así, a boleo.
Y, sobre todo, esa dolorosa sensación de que cuando Grecia aparece en la boca de alguno de nuestros próceres ya no es para hablar con regocijo de sus bellos paisajes ni para remarcar que en Atenas -¿se acuerdan?- nació la democracia, medio milenio antes de que los cristianos se calzaran las sandalias y salieran a alimentar leones. Tampoco se la nombra para reconocer que, en el siglo XX de nuestra era, sufriendo una brutal dictadura militar, Grecia fue compañera de desdichas de dos países también oprimidos por sus respectivo sátrapas: Portugal y España.
En estos ciegos días se nombra a Grecia sólo para certificar que la sodomización de las democracias europeas por el dios Mercado empezó hace unos días en Atenas y avanza imparable por el sur.
(Fdo. Felicidad)
jueves, 13 de mayo de 2010
¡¡¡¡¡¡ ALEEEEEEEEEEEEEEETI !!!!!!
miércoles, 14 de abril de 2010
domingo, 11 de abril de 2010
ASESINATO COLATERAL

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http://www.guerraeterna.com/archives/2010/04/asesinato_colat.html
yo me he quedado sin palabras y se me revuelve el estómago...
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