Dale al aspa, molino,
hasta nevar el trigo.
Dale a la piedra, agua,
hasta ponerla mansa.
Dale al molino, aire,
hasta lo inacabable.
Dale al aire, cabrero,
hasta que silbe tierno.
Dale al cabrero, monte,
hasta dejarle inmóvil.
Dale al monte, lucero,
hasta que se haga cielo.
Dale, Dios, a mi alma
hasta perfeccionarla.
Dale que dale, dale
molino, piedra, aire,
cabrero, monte, astro,
dale que dale largo.
Dale que dale, Dios,
¡ay!
Hasta la perfección.
MIGUEL HERNANDEZ
jueves, 12 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario