viernes, 4 de septiembre de 2009

VEINTICUATRO HORAS


Reloj no marques las horas…” porque si lo haces, no me llega, necesito más de 24.

Toque de Diana a las 6:00 horas. Adrián se levanta, afeitado, ducha. Adriana se levanta y entra al baño, igual excepto afeitado, evidentemente. Es lo que tiene tener un único cuarto de baño, hay que montar un cuadrante. Desayuno, café con leche muy largo de café y galletas. Zapatos, cinturón, colonia, abono transportes, Adrián sale a la calle, todavía es de noche maldito septiembre. Adriana se ocupa del maquillaje facial para salir un rato más tarde dirección al atasco. Le espera escuchar la radio durante una hora encerrada en la cárcel de la m-30, en su jaula de citroen. Los niños quedan con los abuelos, benditos sean.

Jornada laboral. Adriana no aparecerá hasta cerca de las 8 de la tarde. Adrián tiene más suerte, come en casa y se permite el lujo de un leve descanso en la sobremesa hasta que su hijo pequeño se levanta de la siesta; la mayor no la duerme. Entre juegos, los niños reciben su bocadillo de foie-gras y su papilla de frutas. Son casi las 18.00 horas y gracias a los abuelos que se los llevan al parque Adrián tiene tiempo ¿libre? para hacer la compra de toda la semana. Fruta, verdura, algo de carne, algún potito por acaso, latas de bebida, cerveza, papel higiénico, yogures….leche para el pequeño y tetinas nuevas… hoy no compra congelado que se olvidó de la bolsa térmica. Adrián muestra la tarjeta de crédito salvadora, hasta la llegada del recibo a fin de mes, a la cajera para llenar, literalmente, el maletero.

Son las 20:00 horas, Adriana acaba de llegar a casa y mientras Adrián sube y coloca la compra, ella disfruta de un mini tiempo muerto para poner los pies en alto. Llegan los niños con los abuelos, a las 20:30 horas, benditos sean. Hoy no toca baño para el peque pero la mayor viene echa un cristo… ¿no era de raza blanca?, ella al túnel de lavado de mamá. Ponemos la mesa, preparamos la cena.

Adrián aprovecha que todo parece controlado para salir a correr, hay que hacer deporte, son las 21:20 horas. Se siente con ganas de hacer un rodaje largo, pero la responsabilidad paternal obliga y acelera el ritmo, menos tiempo pero más ¿rápido?, en el parque le adelanta, a toda pastilla, un tipo de más de 50 años, pelo canoso, eso sí, delgado, delgado. “Si pesases 84 kg. como yo no irías tan rápido” piensa Adrián para no desmoralizarse. Son las 22:00 horas, estiramientos y vuelta a casa.

La familia ha cenado, ayudamos todos a recoger. Queda fregar, cambiarle el pañal al peque que siempre caga después de comer y todos a dormir… en la cama grande. A las 22:30 horas Adriana se mete en la cama con la mayor y el peque, pasándose por el arco de triunfo al dr. Estivill y su “duérmete niño”. “Cuando se duerman me levanto y marco la ropa de la guardería del peque”, son sus últimas palabras antes de caer en manos de Morfeo acompañada de sus hijos.

Mientras Adrián se ducha y cena acompañado por la radio. Son las 23:00 horas, la casa está medianamente recogida, la familia dormida, ahora le tocaría a él, pero tiene que entrar en Internet para cambiar las citas de renovación del pasaporte. A las 23:30 horas decide hojear una revista que compró hace un par de días. “Te ayudamos a encontrar tus abdominales” reza un titular. “Los míos quedaron en la sala de espera del paritorio, no te jode” Son las 00:00, Adrián lleva a cada niño a su cama y se mete con Adriana. Tocamiento allí, caricia por aquí, roce por acá. “¿Qué prefieres?” decía el chiste “la navidad o echar un polvo, la navidad que es una vez al año” Adriana abandona a Morfeo y abraza a Adrián, “uno rapidito”, pero al final todo lleva su tiempo. El reloj de la mesilla marca las 00:42…

¿Pensabais que había acabado? Pues no, quedan todavía las imaginarias… Lloriquea el pequeño, Adrián se levanta y le pone el chupete. Silencio. Al rato llora en condiciones. Adriana le consuela. La mayor tiene una pesadilla. Adrián ya no oye nada, Adriana la consuela… “reloj no marques las horas...”


Nota del autor: el copyright de los personajes de Adrián y Adriana es de Larrey.

2 comentarios:

Larrey dijo...

El día que duerma más de 6 horas me va a parecer mentira. Es la vida del padre. Benditos abuelos, afirmo.

Elena dijo...

Abuelos, nuestra vida no sería igual sin vosotros...bueno, si ahora es ajetreada, entonces sería de locos.

No quiero daros mala envidia, pero yo dejé de levantarme a ponerle el tete o la teta hace tiempo...¡hasta ellos solitos beben el agua de su mesilla!. Buenas noches....de mas de 6 horas, please.