domingo, 28 de febrero de 2010

HABLAN DE MÍ EN EL PERIÓDICO

Por primera vez hablan de mí (Felicidad) en el periódico:

Hace frío.

Todos los días hace frío, todas las noches hace todavía más frío.

Ella lo odia, pero no es una novedad. Siempre ha odiado el frío, porque siempre lo ha sentido en unas proporciones asombrosas para la gente que la rodea. ¿De verdad tienes frío?; sí, tengo frío. Pero si no hace tanto; te aseguro que para mí sí lo hace. No te creo; pues te prometo que estoy helada. ¡Qué exagerada!

Toda una vida odiando el frío ha dado para esto y para mucho más. Las ventajas de vivir en un país templado, tirando a caliente, suavizado por la complicidad del Mediterráneo, mimado por la blandura de un Atlántico rendido ya de surcarse a sí mismo, apareja el radical descrédito de los frioleros. En España, quejarse del frío no es prestigioso. Lo que queda bien es quejarse del calor cuando aprieta. Entonces, rodeada de personas sudorosas, agobiadas, que se separan la camisa del cuerpo con la pinza exhibicionista de dos dedos muy bien estirados, y bufan, y rebufan, y maldicen al sol, y a los termómetros, ella nunca abre la boca, pero nadie se lo tiene en cuenta.

En verano, cuando tiene la suerte de mudarse a la playa, aprovecha esos días en los que el levante sopla como si el diablo lo utilizara para atizar con él los calderos del infierno, para ir a hacer la compra a la hora de comer, porque sabe que lo encontrará todo vacío, los supermercados, los aparcamientos, las tiendas más grandes y las más pequeñas. Y entonces, aunque tengan puesto el aire acondicionado a toda mecha, los dependientes, como si no la conocieran, se la quedan mirando y murmuran: ¡Hay que ver!, ¿pero cómo se te ocurre salir de casa a estas horas, con el fuego que está cayendo, chiquilla…? Ella agradece lo de chiquilla, pero no se molesta en explicar lo que le pasa. Lo ha intentado otras veces y siempre ha sido en vano.
No es que no sienta el calor, es que el calor no la paraliza, no la recluye en casa, no le hace sufrir. La molesta, eso sí, pero no le da mordiscos. Y le hace sudar, claro, pero sólo porque los seres humanos sudan, tienen unas glándulas específicas diseñadas sólo para eso. ¿Pasa algo? Nada. A ella, por lo menos, no le pasa nada. Se ducha con agua fría todas las veces que hace falta, y en el instante en que termina de colocar la compra, se pone un bañador y se mete en el Atlántico. Allí, al entrar en el agua, a veces siente una cortina de vapor imaginaria, que se desprende de su piel caliente al disolverse en la fresca bendición de las olas cómplices, piadosas y tiernas como las caricias de un amante.

Lleva toda la vida oyendo que el calor no se puede combatir. Mentira. Basta con colocar un ventilador en el techo, y ni siquiera son tan caros. Basta con encender el ventilador, y desnudarse completamente, y tenderse muy quieta sobre la cama, y cerrar los ojos, y separar los brazos del tronco y las piernas entre sí, hasta quedarse dormida en la mismísima gloria. ¿Que hasta en la gloria se suda? Claro, pero eso es muy poco en comparación con la abrumadora certeza de que los seres humanos tienen una temperatura corporal de treinta y seis grados centígrados y medio.
Lleva toda la vida oyendo que el frío se puede combatir. Mentira. Porque como se le enfríen los pies en el instante de sacarlos de la cama, ya sabe que no podrá calentárselos en todo el día, por más que se ponga dos pares de calcetines, unos gordos y otros más gordos, hasta que se duche con agua hirviendo. Y para una friolera madrugadora, el remedio es peor que la enfermedad, mejor andar todo el día sobre dos témpanos de hielo confinados a los tobillos que salir de la ducha con el cuerpo mojado a las siete de la mañana. Por lo demás, todas las precauciones son inútiles. Antes del mediodía, por muy bien que se haya empaquetado a sí misma, empieza a notar el desvalimiento de sus riñones, después las piernas, las manos, la nariz. Si fuera profesora de aerobic, no le ocurriría, pero su trabajo consiste en estar sentada delante de una pantalla, y el precio de su concentración es quedarse helada. ¿De verdad? De verdad. Soy una mujer de mala calidad, ha intentado explicar muchas veces, tengo el termostato averiado… Da igual. Nadie la ha creído jamás. Sus hijos se parten de risa cuando la ven levantarse, subir la escalera sin otro objeto que volver a bajarla, dar carreritas por el pasillo. ¿Pero qué haces? Entrar en calor. ¡Qué exagerada!

Y este año, de repente, el frío es noticia. Todos los días hace frío, todas las noches hace más, y de repente la gente se queja, protesta, lo maldice. Ella debería agradecer su compañía, pero la verdad es que no los entiende demasiado bien. El frío es el frío, y sólo se parece a sí mismo, no se puede comparar con ninguna otra cosa. Mientras les ve tomar todas esas medidas que siempre les habían parecido tan cómicas en ella, siente la extraña tentación de decirles que no es para tanto. Ella no desea el verano más que otros años. Siempre lo ha deseado por encima de todas las cosas.

Elogio del verano
ALMUDENA GRANDES
28/02/2010
EL PAÍS

TÚ ERES EL MEJOR

(Canción de CELTAS CORTOS)

De todo un tiempo curándome heridas, he rescatado todo lo mejor.
Y el sentimiento me ha dado palabras que he convertido en esta canción.
Y pese a todo, qué hermosa es la vida, aunque regale a veces dolor.
Aunque sea a veces cabrona perdida, siempre hay un sitio para el amor.
No te rindas nunca a la depresión.
Saca algo de fuerza de esta canción.
No abandones nunca, hay un lugar mejor, y lo llevas dentro de tu corazón.
De todo malo siempre hay algo bueno. Del lado bueno hay algo mejor.
Y del mejor, saca lo que tú puedas, y gástalo con los de alrededor.
Date una fiesta en un día cualquiera.
Un homenaje: tú eres el mejor.
Deja que pasen esos nubarrones. Tras la tormenta siempre sale el sol.
Porque está claro, la vida es jodida, pero tú puedes darle un subidón.
Un subidón que cierre las heridas y las convierta en acorde mayor.
Cómete al mundo mirando sus ojos, verás qué rico que sabe el cabrón.
Y que la vida tiene muchas vidas, y es verdadera esta canción.

(Publicado por Felicidad).

sábado, 16 de enero de 2010

PESADILLAS

Hoy es sábado, 16 de enero de 2010, son las 9 de la noche y estoy leyendo el periódico EL PAÍS. Empiezo por el final, como hago siempre, pero esta vez no es por costumbre, sino porque no me puedo enfrentar a la tragedia de Haití, pero "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida": en la contraportada del periódico aparece un artículo de Manuel Rivas, titulado "Pesadillas". Lo transcribo:

PESADILLAS

Manuel Rivas.
El País, 16.01.10

Me gustaría constatar que ya no existen las dos Españas de las que hablaba Antonio Machado en la célebre copla. La voluntad del optimismo parece fundamentada por este largo periodo de mayoritaria convivencia democrática. Pero hay días en que la realidad se levanta encabronada y zombi y te aplasta con una sarta de pesadillas. Días en que la opinión conservadora, que no conservacionista, arremete contra un ecologista español, Juan López de Uralde, que tuvo el coraje de encarnar la honra de la humanidad en la frustrante Cumbre del Clima. Un misterio: ¿por qué la derecha se desentiende de la causa ecológica e incluso se burla de ella con facunda ignorancia? Otra pesadilla española es el caso de los dos periodistas de la SER condenados a prisión e inhabilitación profesional por un juez (sic) que reconoce que la información era contrastada, veraz y de interés social. Tal vez el paradójico magistrado entiende, de acuerdo con la tradición, que para el buen periodismo no hay mejor premio que unos grilletes y una temporada en galera. El terrorífico remate es el anuncio de la sala de lo penal del Tribunal Supremo de que admite a trámite una querella de Falange contra Baltasar Garzón por haberse atrevido a investigar los crímenes del fascismo español en la dictadura. ¿A qué tribunal puedes acudir cuando te han helado el corazón? Ahora entiendo lo que en realidad quiso decir el obispo Munilla cuando, preguntado por la tragedia de Haití, pidió "llorar por nuestra situación espiritual". Él también estaba pensando en el ecologista, los periodistas, Garzón y Antonio Machado. Por cierto, la Autónoma de Madrid prepara un homenaje póstumo para que se le rehabilite como catedrático. El poeta fue expulsado de la docencia dos años después de haber muerto en el exilio con la única propiedad de un verso en el bolsillo: "Estos días azules y este sol de la infancia". Que Dios nos perdone.

Tras su lectura, al instante me vienen a la mente unas antiguas canciones que hacía tiempo tenía olvidadas y que ahora he recuperado en mi mp4 (¿Dónde estarán mis vinilos? ¡Cuánto vamos perdiendo en el transcurso de la vida!). Sigo con las transcripciones en el orden en el que me vienen a la mente:

EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO
Quilapayún.

El pueblo unido, jamás será vencido,
el pueblo unido jamás será vencido...
De pie, cantar
que vamos a triunfar.
Avanzan ya
banderas de unidad.
Y tú vendrás
marchando junto a mí
y así verás
tu canto y tu bandera florecer.
La luz
de un rojo amanecer
anuncia ya
la vida que vendrá.
De pie, luchar
el pueblo va a triunfar.
Será mejor
la vida que vendrá
a conquistar
nuestra felicidad
y en un clamor
mil voces de combate se alzarán,
dirán
canción de libertad,
con decisión
la patria vencerá.
Y ahora el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando: ¡adelante!
El pueblo unido, jamás será vencido,
el pueblo unido jamás será vencido...
La patria está
forjando la unidad.
De norte a sur
se movilizará
desde el salar
ardiente y mineral
al bosque austral
unidos en la lucha y el trabajo
irán,
la patria cubrirán.
Su paso ya
anuncia el porvenir.
De pie, cantar
el pueblo va a triunfar.
Millones ya,
imponen la verdad,
de acero son
ardiente batallón,
sus manos van
llevando la justicia y la razón.
Mujer,
con fuego y con valor,
ya estás aquí
junto al trabajador.
Y ahora el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando: ¡adelante!
El pueblo unido, jamás será vencido,
el pueblo unido jamás será vencido...

¡Esas fiestas del PCE donde fui tan feliz!

PARA LA LIBERTAD
Miguel Hernández. "El hombre acecha", (1938-39)
Canta Joan Manuel Serrat.

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

Este año 2010 se celebra el centenario del nacimiento del poeta. Intentemos hacerle un homenaje leyendo alguno de sus poemas o escuchando el disco que Serrat le dedicó.

PAPÁ CUÉNTAME OTRA VEZ
Ismael Serrano (Letra y Música).

Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito
de gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo,
y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana,
y canciones de los Rolling, y niñas en minifalda.
Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis
estropeando la vejez a oxidados dictadores,
y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona
en aquel mayo francés en los días de vino y rosas.
Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita
de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia,
y cuyo fusil ya nadie se atrevió a tomar de nuevo,
y como desde aquel día todo parece más feo.
Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada
y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada,
al final de la partida no pudisteis hacer nada,
y bajo los adoquines no había arena de playa.
Fue muy dura la derrota: todo lo que se soñaba
se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas,
y ya nadie canta Al Vent, ya no hay locos ya no hay parias,
pero tiene que llover aún sigue sucia la plaza.
Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis,
que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París,
sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual:
las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más.
Y siguen los mismos muertos podridos de crueldad.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Vietnam.

Esta canción siempre me hace llorar porque me recuerda mis ansias juveniles de revolución y libertad, ¿dónde estarán ahora? ¿se me han perdido por el camino?.

A CÁNTAROS
Pablo Guerrero (Letra y Música)

Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua
que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero ¿quién nos ata?
Tu en tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba
y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.

Al contrario que la canción anterior, ésta me da ánimos y pienso que todavía podemos recuperar las esperanzas perdidas, que todavía podemos tener una España libre, igualitaria, fraternal, donde no rechacemos al extranjero y LAICA de una puta vez. Esto me recuerda otra de las canciones (la transcribo en el original catalán y luego la traducción en castellano):

L’ESTACA
Lluís Llach (Letra y Música).

L'avi Siset em parlava
de bon matí al portal
mentre el Sol esperàvem
i els carros vèiem passar.

Siset que no veus l'estaca
a on estem tots lligats?
Si no podem desfer-nos-en
mai no podrem caminar!

Si estirem tots ella caurà
i molt de temps no pot durar,
segur que tomba,
tomba, tomba,
ben corcada deu ser ja.

Si tu l'estires fort per aquí,
i jo l'estiro fort per allà
segur que tomba,
tomba, tomba,
i ens podrem alliberar.

Però Siset fa molt temps ja,
les mans se'm van escorxant,
i quan la força se me'n va
ella és més ampla i més gran.
Ben cert sé que està podrida
però és que Siset pesa tant,
que a cops la força m'oblida.
Torna'm a dir el seu cant!

Lavi Siset ja no diu res,
mal vent que se l'emportà,
ell qui sap a quin indret
i jo a sota el portal.
I mentre passen els nous vailets
estiro el coll per cantar
el darrer cant que en Siset
el darrer que van ensenyar.

(El viejo Siset me hablaba
al amanecer, en el portal,
mientras esperábamos
la salida del sol
y veíamos pasar los carros.
Siset: ¿No ves la estaca
a la que estamos todos atados?
Si no conseguimos
liberarnos de ella
nunca podremos andar.
Si tiramos fuerte, la haremos caer.
Ya no puede durar mucho tiempo.
Seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar ya bien podrida.
Si yo tiro fuerte por aquí,
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos.
¡ Pero, ha pasado tanto tiempo así !
Las manos se me están desollando,
y en cuanto abandono un instante,
se hace más gruesa y más grande.

Y ahora, un poco de "politiqueo militante": dentro de un año tenemos elecciones autonómicas en Madrid. Yo me pregunto: ¿lloverá a cántaros y se limpiarán las calles?. La respuesta creo que está en la canción de Lluís Llach: si todos nos juntamos y tiramos fuerte conseguiremos hacer caer la "estaca" que ahora nos gobierna. Hemos llegado al fondo del pozo, si esto no cambia, seguiremos hundiéndonos. Los madrileños nos meceremos algo mejor, ¿no creéis?

La última canción para el recuerdo:

COPLAS PARA LA DEFENSA DE MADRID

Puente de los Franceses
mamita mía, nadie te pasa,
porque los milicianos,
mamita mía,
que bien te guardan.
Por la Casa de Campo
mamita mía y el Manzanares
quieren pasar los moros,
mamita mía,
no pasa nadie.
Madrid, que bien resistes
mamita mía, los bombardeos.
De las bombas se ríen,
mamita mía,
los madrileños.


(Felicidad)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA VERDAD SOBRE LA AGRESIÓN DE HERMANN TERTSCH

INTERVIU: HERMANN TERTSCH: BUSCAN A UN CHULO. No fueron “moros, ni gente del cine, ni antifascistas, ni miembros de la SGAE”. El hombre que asestó el brutal golpe que dejó malherido al periodista Hermann Tertsch no pertenece a ninguno de estos colectivos, de los que el presentador del espacio de Telemadrid ‘Diario de la noche’ dijo sospechar. Pocos parroquianos quedaban ya en el bar Toni 2, situado en la calle Almirante, en el corazón de Madrid, a las seis de la mañana del 8 de diciembre. Uno de ellos era Hermann Tertsch, que había llegado al local en torno a las tres de la madrugada, según la reconstrucción hecha por la policía madrileña, que investiga la brutal agresión que sufrió allí el periodista. Otro de los clientes que quedaban en el local era el que propinó a Tertsch el salvaje golpe que le dejó malherido. Y, al menos, otras nueve personas –entre clientela y empleados– estaban en el escenario de los hechos en el momento de la agresión. Pese a ello, sólo una testigo ha declarado a la policía que vio como “un hombre fuerte, grande, pero no muy alto”, dio un puñetazo en la espalda al periodista, aunque la mujer aseguró a los agentes que no pudo ver el rostro del agresor. Otro de los testigos afirma que vio a Tertsch en el suelo tras ser agredido, que lo recogió y lo ayudó a sentarse en un sofá. Este hombre, relacionado con locales de alterne de Madrid, es la persona sobre la que recaen las sospechas de la policía, que cree que el atacante se encuentra, en cualquier caso, entre las personas que ya han sido interrogadas. Respecto a los motivos del ataque, un testigo afirmó a la policía que Tertsch, con síntomas de embriaguez, agarró del brazo y trató de retener a la mujer que iba con él. “Me quedé con ganas de darle una hostia”, llegó a decir este hombre ante los agentes. Instantes antes de la agresión, el periodista tuvo un incidente similar con otra chica, según otro de los testimonios recogidos por la policía. El propio Tertsch prestó declaración en el hospital donde está ingresado. Dijo desconocer quién le pegó y negó haber llegado acompañado de tres jóvenes, como aseguran los testigos. Dijo que permaneció solo en todo momento y que sufrió la agresión tras llegar a la barra desde el lugar en el que está el pianista del bar, junto al que el periodista pasó gran parte de la velada. Tertsch dijo que creía haber recibido una patada, aunque no descartó que pudiera ser un puñetazo. Los dos camareros y el dueño del local también han sido interrogados por los agentes, aunque ninguno de ellos ha podido aportar detalles importantes sobre lo ocurrido, al igual que el cliente que acompañó a Tertsch hasta su casa. La policía también ha recabado el testimonio del primer médico que atendió al presentador, unas tres horas después de ser agredido. Se trata de un doctor de la clínica La Milagrosa, que ordenó que se le hiciesen unas radiografías y que tuvo un incidente con el periodista, ya que éste se marchó del centro sin esperar el resultado de las pruebas, pese a la gravedad de su estado. Finalmente, Tertsch fue al Hospital de Madrid, desde donde el 15 de diciembre hizo un comentario editorial para su informativo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

"SI FUERA...." (autora: ANDREA - 11 años)

Si fuera un mes: Diciembre, porque es mi cumpleaños.
Si fuera un día de la semana: Viernes, porque al día siguiente es fin de semana.
Si fuera un momento del día: El recreo, ¡por fin libertad!
Si fuera un planeta: Plutón, porque es pequeño como yo.
Si fuera un animal: El zorro, por su astucia.
Si fuera un mueble: La cama, blandita y mullidita.
Si fuera un líquido: El agua, que nos da la vida.
Si fuera una fruta: El mango, que a todo el mundo le gusta.
Si fuera un instrumento musical: La batería, que contiene un poco de todo.
Si fuera una canción: Don´t Worry Be Happy.
Si fuera una comida: El cocido de mi padre, Miguel.
Si fuera una parte del cuerpo: La cabeza.
Si fuera un objeto: Un libro.
Si fuera una asignatura: Conocimiento del medio.
Si fuera un número: El 6, mi número de la suerte.
Si fuera un coche: Un todoterreno, el ideal para ir de aventura.
Si fuera un color: El naranja, el de la alegría y el azul.
Si fuera una ciudad: No me gustan las ciudades.
Si fuera un mar: El Atlántico, porque me gusta el frío.
Si fuera un idioma: El inglés, que sirve para todo.
Si fuera una flor: La margarita, por su inocencia.
Si fuera un verbo: Leer.
Si fuera una estación: El invierno, por el frío y la nieve.
Si fuera una prenda: Los vaqueros, elegantes y cómodos.
Si fuera un cuadro: La libertad guiando al pueblo.
Si fuera un monumento: Neptuno, que soy del Atleti.
Si fuera un país: Noruega.
Si fuera un lugar: La montaña.
Si fuera un deporte: El sófbol, béisbol femenino.
Si fuera un integrante de un grupo: La cantante.

martes, 8 de diciembre de 2009

COPIO A MI HERMANO

Si fuera un mes: Julio o Agosto, que hace mucho calor.

Si fuera un día de la semana: el sábado, porque todavía no ha acabado el fin de semana.

Si fuera un momento del día: cualquiera en el que me puede tumbar en la cama a leer.

Si fuera un planeta: el de los anillos, por chulo.

Si fuera un animal: por supuesto, el toro, me apasionan.

Si fuera un mueble: una cama(sirve para las 3 cosas para mí más placenteras, a ver si las averiguáis).

Si fuera un líquido: como buena Géminis, tengo 2 preferencias: el vino y la cerveza. Aunque tampoco le hago ascos a un buen combinado de ginebra y fanta de limón.

Si fuera una fruta: el mango (dominicano, por supuesto), porque sabe a paraíso.

Si fuera un instrumento musical: ¿y eso qué es? Sólo tengo orejas.

Si fuera una canción: cualquiera de Sabina o de Joaquín (como mi hermano; veo que tuve alguna buena influencia sobre él).

Si fuera una comida: una pata de cordero asado, en Sacramenia (Segovia).

Si fuera una parte del cuerpo: las manos, me encantan (chicos, por favor, las uñas bien cortaditas; no soporto a los chicos con las uñas largas).

Si fuera un objeto: cualquiera que sea cuadrado, como yo.

Si fuera una asignatura: Latín, ¿cuál si no?

Si fuera un número: nací un 23, me enamoré un 9, me casé un 3, mi tesoro nació un 7, pero el 5 me fascina, quizá sea por su forma.

Si fuera un coche: ¡Pues cuál va a ser: un FERRARI ROJO!

Si fuera un color: el rojo en 2 versiones: el rojo “Valentino” o el rojo “Ferrari”. Me inspira vida, pasión.

Si fuera una ciudad: difícil contestación. Cualquiera de Italia, aunque estoy enamorada de Nápoles y de Palermo porque en ellas respiro vida y pasión en toda su plenitud, pero no viviría en ellas. Para vivir, cualquiera que no sea Madrid, que tenga cerca el mar, haga bastante calor y llueva poco a ser posible. Me decanto por Barcelona capital o por Gerona (capital of course). No soporto los pueblos.

Si fuera un mar: el Caribe. ¡AGUA CALIENTE: EL ÚNICO MAR EN EL QUE HE DISFRUTADO ENORMEMENTE BAÑÁNDOME! (Aunque no me olvido del Egeo, no se vayan a enfadar los dioses).

Si fuera un idioma: el italiano, por lo bien que suena (y si fuese capaz de mover las manos como ellos sería la leche).

Si fuera una flor: una rosa roja (aunque ya no huelen. ¡Maldito cambio climático!).

Si fuera un verbo: leer. Me leería hasta el papel del váter si estuviera escrito.

Si fuera una estación: el verano ¡HACE MUCHO CALOR!.

Si fuera una prenda: una camiseta (a ser posible de Desigual o de Paramitas), en cualquier caso, “cantosa”.

Si fuera un cuadro: un paisaje, un jarrón con flores, pero sobre todo, los bodegones. Los de Cézanne con manzanas me encantan.

Si fuera un monumento: cualquiera de Grecia o de Italia, pero me fascinan las esculturas cicládicas griegas o la cerámica geométrica griega.

Si fuera un país: no soy patriota, mi país son mi pareja y mi hija.

Si fuera un lugar: el desierto.

Si fuera un deporte: ¿lo cualo?

Si fuera un integrante de un grupo: la que lleva la contabilidad y/o la organización. Seguro que se me daba de miedo. Ya sabéis mi gen “alemán”.

(Felicidad)

El velo y la cruz

El laicismo es el gran invento de la modernidad para facilitar la convivencia entre los diferentes credos: saca a Dios del salón público y lo instala en el corazón privado de los hombres y de las mujeres libres

En su carta al director del viernes 14 de noviembre, María de Andrés Urtasun solicita una explicación para el doble rasero que ella percibe entre el trato dado al crucifijo y al velo de las musulmanas. Según ella afirma, mientras el primero es retirado apresuradamente de las aulas, el segundo no sólo se tolera sino que se defiende con afán. Se trata de una comparación que está adquiriendo un considerable éxito en el imaginario social, por lo que conviene sin duda profundizar en su fundamento.
La primera gran diferencia entre el caso del crucifijo y el del velo apunta al espacio en el que cada uno se sitúa. Ni el laicismo como ideal de tolerancia ni el liberalismo como teoría política subyacente tienen problema alguno con el crucifijo en sí, sino con el lugar en el que algunos se empeñan en colocarlo: la escuela pública. Porque, aunque esos algunos no parezcan querer entenderlo, "público" significa "obligado para todos".
Un crucifijo en un centro público (sea un hospital, un juzgado o una escuela) supone adscribir una y sólo una determinada religión a todos y cada uno de los usuarios de tal centro.
Y, claro, una cosa así choca con la libertad religiosa, porque algunos usuarios adoran a otro Dios, otros no adoran a ninguno y otros no acaban de saber a qué o a quién adorar. De ahí que el fundamento jurídico de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo haya sido precisamente ése: la libertad religiosa.
Un inciso: algunos salen aquí con el pintoresco argumento de que los católicos son mayoría en nuestro país, y de que de tal cosa se desprendería la legitimidad de los crucifijos en las escuelas. Da pereza tener que explicar esto, pero es que si la religión del Estado se eligiera por mayoría, entonces nada habría que objetar a que en los países musulmanes todos los niños fueran educados en el islam, en Israel todos lo fueran en el judaísmo, aquí todos en el catolicismo, en Grecia todos en el cristianismo ortodoxo, etcétera.
"A la teocracia por la democracia", un bonito eslogan que aquí asumen sin rubor algunos de nuestros pretendidos liberales, y que pisotea una de las conquistas más elementales de la modernidad: el Estado ha de ser neutral, aconfesional o laico -cosas todas que significan lo mismo- precisamente porque sólo así puede garantizarse para todos la libertad de conciencia.
Pero retomemos la cuestión. La gran diferencia entre el velo y la cruz es que el velo es algo privado. No es un símbolo religioso que se quiera imponer en ciertos espacios públicos, sino una prenda que algunas personas deciden lucir (y soy consciente de todo lo problemático que encierra este "deciden" cuando estamos hablando de niñas o adolescentes).
Un aula, cuando es pública, no puede adornarse con trajes religiosos pertenecientes a una determinada confesión. Nada público puede hacerlo: ni las aulas, ni los libros, ni los temarios, ni (por cierto) los juramentos de los funcionarios, ni (por cierto) los funerales de Estado, ni (por cierto) la declaración de la renta, ni... en fin, nada que obligue a todos. Ésa es la gran diferencia: el velo es algo privado, el crucifijo -el que se ha prohibido en Estrasburgo, quiero decir- pretendía ser público.
Por eso, para enfocar con justicia la cuestión, al velo no habría que compararlo con los gruesos crucifijos de pared de las aulas, sino con los diminutos que muchos de nuestros estudiantes llevan colgados al cuello, con las medallas de la virgen, con las estampas de santos, con la kipá que lucen los judíos, etcétera. Es decir, con símbolos religiosos, sí, pero perfectamente privados. ¿Hay algo en el laicismo que implique prohibir los símbolos religiosos privados? No, en absoluto.
De hecho, si el laicismo garantiza la neutralidad de los espacios públicos lo hace precisamente para que cada uno podamos hacer uso de nuestra libertad individual en el ámbito privado. Es gracias al laicismo que unos pueden lucir una cruz y otros un velo, y ésa es su grandeza civilizatoria.
Contra lo que mezquinamente nos venden algunos en este país, el laicismo no se opone a ninguna religión, sino todo lo contrario: lo que viene a hacer es garantizarlas todas. El laicismo es sinónimo de tolerancia, de igualdad, de respeto. Es el gran invento de la modernidad para facilitar la convivencia entre los diferentes credos: saca a Dios del salón público del trono y lo instala en el corazón privado de los hombres y de las mujeres libres.
Pero, ¿y no es el velo un símbolo machista? ¿No vulnera la dignidad de la mujer, no presupone y potencia su sumisión? Esta segunda acusación va más allá del ámbito del laicismo y acude en su descargo a cierta idea de los derechos humanos. Si el velo atenta contra la mujer, lo hará dentro y fuera de la escuela, y habrá por tanto de perseguirse siempre y en todo caso.
Por estos y otros motivos, buena parte del feminismo (no todo) se sitúa del lado de la prohibición, junto a insospechados compañeros de viaje como los neocon, cierta islamofobia rampante y no pocos partidarios de ese "choque civilizatorio" que más que describir una situación parecen empeñados en provocarla.
La cuestión es desde luego espinosa, y dista de ofrecer nada ni remotamente parecido a una solución sencilla, pero yo adelantaría dos razones por las que creo que el feminismo hace un flaco favor a su causa cuando aboga por la prohibición. En primer lugar, porque al hacerlo así ha de asumir una identificación entre una prenda -el velo- y unos valores -los patriarcales- que está lejos de ser evidente.
El velo no significa lo mismo siempre, ni en todas las culturas, ni para cada una de las mujeres que lo adoptan. Se trata de una generalización abusiva que probablemente genera más problemas que los que resuelve.
En el caso concreto de las escuelas, parece mucho más sensato que decida cada Consejo Escolar atendiendo a las circunstancias del caso. Y, como en todo proceso con garantías -esas garantías jurídicas que configuran uno de los más hermosos avances morales que ha dado al mundo la civilización occidental- "las circunstancias" han de ser siempre actos concretos, no meras prendas de vestir, sean velos, estrellas de David o crucifijos.
Lucir el velo no debe llevar per se a la apertura de un proceso de indagaciones del que los demás alumnos se hallen liberados. Sabemos a qué recuerda eso, y estremece tener que recordar lo obvio.
Pero, en segundo lugar y sobre todo, porque lo que está en juego es la libertad de las propias musulmanas. Que el velo es machista es en muchos casos absolutamente cierto, pero prohibirlo enarbolando esa razón resulta en buena medida contraproducente. La lucha de las mujeres por su liberación ha sido el acontecimiento más fructífero y liberador de la modernidad, pero lo ha sido así porque fueron ellas las que encabezaron la lucha: ellas fueron las protagonistas, como ahora lo han de ser las musulmanas.
Lo que la prohibición lograría sería retirar de la cabeza de las mujeres el mero velo externo, sí, pero al presumible precio de mantener incólume el interno, que es el que principalmente hemos (han) de combatir: el machismo son ante todo ideas y representaciones mentales, y sólo secundariamente ropas, hábitos y servidumbres.
Son ellas las que han de descubrir su camino, sin que les indiquemos cuál es "el adecuado" ni les forcemos a transitarlo. Para bien o para mal, las similitudes que existen entre querer obligar a una mujer a despojarse de una determinada prenda "por su propio bien" y pretender imponer en un país "la democracia" manu militari son demasiado evidentes, demasiado cercanas y demasiado siniestras.
Jorge Urdánoz Ganuza es profesor de Teoría Política en la Universidad Autónoma de Madrid.

(Última colaboración, por ahora, de Felicidad. Se acabó la trascendencia).