miércoles, 14 de enero de 2009

LA CASI BOFETADA


Necesito tu ayuda amigo lector. Necesito que me llenes de razones, que me refuerces positivamente que pegar no es la solución, que no sirve de nada, que no obtendré ningún beneficio ni alcanzaré ningún objetivo.
Te pongo en situación.

6:20 horas, me despierta mi mujer extrañada de que no me hubiese levantado. No habíamos compartido lecho porque antes de dormir la mayor se puso tontita y para no armar lío dejamos que durmiera con la mamá. A ella la despertó el pequeñín pidiendo su dosis de biberón, yo me había olvidado de conectar la alarma del móvil. “Mal empezamos el día” me dije, ducha pertinente, afeitado y desayuno imprescindible.
Voy con la hora pegada a esa zona de la espalda donde pierde su casto nombre y adquiere otro mucho más interesante, sexualmente hablando. Bajo al garaje (que tengo alquilado en un edificio ligeramente alejado) para traer el coche. Todavía es de noche y la niebla y el frío la hacen desapacible.
Vuelvo a casa y despierto a la mayor. No hay manera. Ni caso, se da media vuelta. Lo intengo de nuevo pero imposible. Me quedo con el pequeño, que ha dado buena cuenta del biberón y ahora tiene que permanecer un ratito erguido para no regurgitar. La mamá despierta a la mayor cogiéndola en brazos y llevándola a su habitación donde previamente le había preparado la ropa que hoy le tocaba ponerse, chándal que tenemos “sico” (psicomotricidad). Comienzan los lloros. Los primeros por despertarse, tiene sueño. La mamá con esa habilidad para dar la vuelta a la tortilla, la despista con que tendrá “sico” y calma la primera tormenta de la mañana.
Extrañamente hoy no pone reparos en ser vestida. Normalmente tardamos mucho porque su profesora Pepa la ha dicho que se tiene que vestir solita y no consiente que nadie la ayude, sea la hora que sea, vayamos bien o mal de tiempo.
Cuando ya solo queda hacer pis y el peinado… estalla la tormenta perfecta…” ¡que no quiero esta ropa! ¡que no me gusta! ¡ponme otra ropa!” mientras comienza a desabrocharse la chaqueta. "Que no, cariño, que estás muy guapa y hoy tienes sico” interpela la mamá. Mientras el pequeñín, contempla la escena con los ojos como platos, en los brazos de papá y éste por dentro empieza a jurar en arameo.
La tormenta adquiere visos de tempestad y los lloros se han transformado en gritos, son las 7:30 horas. La mamá toma el mando, “no grites, te va ha dar igual, estás muy guapa y vas a ir con este chándal”, “¡que no! ¡no me sujetes! ¡mala!”, “¡no pegues a mamá! ¡ostia! ¡vas con eso y punto! ¡coño!” escupe la boquita de piñón del papá. Más lloros, más gritos, que por ser redundantes no expongo. “Cálmate papá que si no ella no se tranquiliza” “¡pero que cojones! ¡mira niña o te callas o te pego una ostia que vas a ir volando al colegio! ¡coño! Es aquí donde necesito que me ayudes para no dar el siguiente paso y no hacer realidad las bravuconadas que acostumbro cuando me enfado.
Nunca la he tocado ni un pelo. Ni un cachete en el culo. Me supondría el jaque mate de la partida utilizar la fuerza y el miedo para conseguir el respeto de mi hija. Pero hay veces que tengo unas ganas irrefrenables de… ni escribirlo quiero. Hoy he comenzado el día con mal pie y con el espíritu por el suelo. Una vez tranquilo, todo esto me entristece y me agota el ánimo

En fin, creo que me compraré un saco de boxeo para rebajar a diario el nivel de adrenalina…

9 comentarios:

Elena dijo...

Lo primero tranquilo, respira,...¿ya? bueno, ahora hablamos.

¿Quién dijo que fuera fácil? Las rabietas las seguiras teniendo pero te darás cuenta de que tú no eres igual en cada una de ellas, quiero decir, la hora matutina no tiene nada que ver con otro momento del día donde te importa un carajo como se ponga la niña, la dices, "llora allí, lejos, que no me apetece oirte", y somos capaces de estar tranquilos (relativamente).

Mira, yo he (y tengo) que luchar mucho con Aitor, estira mucho la goma del ring, y a veces, ha sacado lo más malo de mí. He ido a trabajar con lágrimas, el muy cabrito me ha hecho sentir la mas mala malísima... pero la primera vez, ahora no. Por su propio bien, la goma del ring (su vida), ha de estar firme, y ahí hemos de ser fuertes y contundentes, por ellos.

El culete es un buen lugar para dar besitos de amor y amortiguar un buen cachete a tiempo. "Ahora sí puedes llorar, te acabo de dar una razón..." y él sigue llorando, pero yo más tranquila. Después de varios avisos, 1, 2... pues realmente él decide si quiere o no el cachete, es fácil, o cambia o sabe lo que le espera. Dudu, Aitor ahora responde a los avisos, sabe lo que le espera si no deja de llorar por nada, pero para eso, hubo una primera vez un cachete.

Otra cosa es también actitudes determinadas en momentos concretos, que igualmente se merecen un cachete en el culo. El otro día le pedí perdón a él, porque sin ver la escena, supuse, y ello me llevó a tomar una decisión errónea, pero ¿sabes porqué?... porque se como él actúa después de una regañina de voces y es dando patadas a algo con rabia.... en este caso, el ruido fue porque se había tropezado y un poco de alma se me rompía dentro mientras le abrazaba llorando, porque lo que realmente les duele no es el cachete, es que papa o mama les han dejado de querer un poquito.

Coscos en la cabeza alguno vuela por mi casa a diario, a él y/o a ella, por tonos de voces, por faltas de atención a lo que están haciendo, por chulerías de hermano y/o hijo....en fin.

Hablar hablo mucho con mis hijos, hablo en en momento del conflicto y me gusta hablar con ellos cuando las aguas vuelven a su cauce, pero un cachete a tiempo no es pegar a un hijo, ni ser violento con él, no te equivoques, no le des un enfoque erróneo. Ser padre conlleva esta parte "desagradable", pero, como un día muy malo que tuve, le dije a mi madre "¡lo increiblemente maravilloso es sentir que a pesar de tu "actitud" ellos te quieren!" y ella me dijo ¿acaso lo dudas? su madre siempre será su madre, y tú has hecho lo correcto porque le quieres y es bueno para él, no te equivoques Elena, es por su bien"

Lo mismo te digo Dudu, respira y cambia ese enfoque. Tengo un post (no se si lo has leído) de una época mala que tuve de rabietas. Echale un vistazo, quizás allí dijera algo que hoy a tí te venga bien.

Besos.

Elena dijo...
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Caminante dijo...

Pretendemos razonar con nuestros hijos cuando no están capacitados para ello, no -al menos- tanto.
Un buen cachete en el culete corta muchas tonterías a tiempo, que de no ser así se nos van de las manos y, ellos mismos, no saben cortar lo iniciado.No te martirices y prueba. ¡Eso sí! cuando ya tienen cierta envergadura te puedes hacer daño -porque si el golpe es suave surtiría el efecto contrario al buscado-. Entonces descubres... la zapatilla.
Bueno, que leído así quizá suene fuerte, pero de alguna manera hay que cortar esos ataques -incomprensibles para nosotros- BESOS Paquita

Vane dijo...

Bueno, tú tranquilo, todavía estás en el proceso de aprendizaje de ser papi y no es nada fácil. Yo aún no tengo experiencia, pero mi hermano de pequeño se portaba fatal y alguna le caía de vez en cuando. Pero yo pienso que esa no es la solución, y lo corroboro después de ver a mis primos con sus hijos. Creo que aunque le des un cachete antes o después se te van a subir a la chepa igual y encima te quedas con la sensación de ser un mal padre. Yo no sé cómo actuaré cuando, dentro de poco, me toque a mí. Imagino que rebuscaré en internet, libros o dvd´s especializados alguna manera alternativa de hacerle entrar en razón. O llamaré a la super nany, jajajaja. Estoy convencida de que tiene que haber alguna manera de poder imponerte y hacerte respetar sin tocarle un pelo, pero ni yo misma estoy segura de poder encontrarla. Chema, mi marido, es la persona más buena del mundo (o esa es mi opinión) pero cuando algún niño se pone tonto, el tío no se cómo lo hace pero les dirige una mirada que el enano se queda en el sitio sobrecogido y acto seguido le hace caso en todo. Igual es que hay gente que tiene un don, no lo sé, pero espero que con la nuestra funcione... porque si no me veo cómo tú, comiéndome la cabeza con cómo solucionar las movidas que arme. Bueno, resumiendo, que intentes investigar por ahí algún método psicológico y pacífico de domesticar a las fieras, que seguro que haberlos hailos.

Elena dijo...

Hola Vane, encantada. Veo que pronto serás mamá y es maravilloso.
Puede que recibas (quieras o no) cientos de consejos, cientos de maneras de hacer las cosas.....bueno, pues déjame por favor, darte uno chiquitín chiquitín (después de ser mamá de Paula de 7 y de Aitor de casi 5). Tu hijo será tu hijo, y aunque todos hacen lo mismo mas o menos a las mismas edades (y así ha de ser porque si no algo va mal) PUEDE que lo que me funcione a mí, no te funcione a tí, y vicebersa. Como primeriza entiendo que busques y rebusques en Internet y Libros, ...¿libros?...mira, 1 solo me regalaron y sí, le leí una vez, para con mi primer hijo. Se quedó después en una estantería y cuando nació el segundo hijo le miré y me dije ¿pero tú que haces aquí?.. y lo tiré porque ¿sabes? entre tu sentido común, tu amor por ese hijo, tu buen pediatra y muy importante, el consejo de las abuelas (que cuando una es primeriza piensa que es la única que sabe del tema....todas lo hemos pensado), vas a conseguir hacerlo bien. Nada como tu propia experiencia para entender lo que te estoy contando.
Lo del cachete....nunca digas nunca jamás porque te darás cuénta, que en esta vida, tan vital son 1000 besos como 1 par de cachetes. Ese bebé crece, esa monería se pondrá chulita, esa preciosidad que duerme tirará de la cuerda.... en serio Vane, son experiencias y entiendo que ahora quizás lo veas como algo "malo", pero una cosa te digo, mis hijos no me quieren un ápice menos hoy que ayer, ni yo a ellos, a pesar de que ayer alguno, quizás, se mereció un cachete en el culete.

Y otra, cuando te digan que le dejes llorar,... ni puto caso, abrázale, huélele, achúchale, cómetele a besos, porque es lo que ambos necesitais después de 9 meses sin veros. No te fíes de los libros, tu instinto es tu mejor aliado, confía en el.

Un fuerte beso. Elena

Larrey dijo...

Antes de mi respuesta, Vane ¿cuando acaba el proceso?, porque yo ni a mis padres los veo formados al 100%.
Ahora la respuesta. Hay un problema con las amenazas, sin nunca las cumples dejan de serlo. Contacto físico violento solo tengo cuando hay que cortar de raíz un asunto (cruzar una calle sin mirar, irse sin decir nada, cosas que los ponga en peligro). Entonces recurro al azote en el culo. No duele, porque son los mismos que puedes dar con cariño, pero no es lo mismo una voz seria y un azote que solo una voz seria. Como ya ha habido utilizo eso como amenaza (aun a sabiendas que no lo usaré) para momentos menos dramáticos, como sigas así te pego un azote en el culo. Él recuerda que alguna vez lo hubo y sigue siendo efectivo.

Vane dijo...

Hola a todos !! encantada de conoceros.
Creo que no me habéis entendido. Yo no considero que dar un azote sea algo "malo", no lo veo así, simplemente dudo de si sirva para algo, porque por lo que veo a mi alrededor actualmente y lo que viví con mi hermano me hace pensar que no sirve de mucho. Igual te saca del atolladero en un determinado momento, pero a la media hora quizá te monten otra peor. Y soy la primera que he dicho que el día de mañana seguramente yo tampoco encuentre otra manera "pacífica" de solucionar los problemas pero que estoy segura de que tiene que haber alguna, aunque no tenga la suerte de poder encontrarla.

Mi suegro siempre dice que él nunca tocó a sus hijos, a pesar de que se portaran mal, y salieron la mar de educados. Entonces, cómo logró imponerse? Pues no lo sé, supongo que hay gente que vale para eso, que se mantiene firme o no pierde los nervios, no tengo ni idea de cúal es el secreto pero estoy segura de que tiene que haber algún método y que sirva para todos los niños. Repito, seguramente nunca lo encontraré, pero tampoco pierdo la esperanza de hacerlo. Es mi opinión y, como tal, respetable.

Un saludo !!!!

Elena dijo...

Hola Vane. Of course que respetabilísima, nunca fue lo contrario.

Un saludo. Elena.

saul omar leon galvan dijo...

Tienen razón la gorda vieja de mi madrastra por cada malcriadez me agarra a cachetadas