viernes, 29 de junio de 2007

LA ZONA AZUL Y OTROS TIMOS


Pintaron rayas azules en el asfalto y colocaron máquinas atracadoras automáticas para vender la falacia de la creación de miles de aparcamientos donde ya los había. La clase política aprende rápido de su pueblo y, en este caso, asimiló la persuasión coactiva del "gorrilla". Hoy, como ayer, tras vueltas y vueltas, terminamos aparcando en el quinto infierno, donde siempre, pero pagando un obligado tributo al saqueo. La zona azul, utilizada de manera racional y en combinación con otras medidas, como la mejora, ampliación y abaratamiento del transporte público colectivo y la potenciación de los desplazamientos a pie y en bicicleta, puede ser muy positiva. Pero por sí sola aporta bien poco. Salvo otro bocado a nuestra cartera.Hoy, los mismos y otros saqueadores prometen gastar el dinero de todos en trenes AVE y aeropuertos para uso de unos cuantos pudientes y ejecutivos y políticos con dieta. Un aeropuerto que ofertará todos los días cinco vuelos a Roma, siete a Nueva York, doce a Londres… Y que llevará las fresas rápidamente a los mercados mundiales ¿Alguien se lo cree? Un AVE con tarifas prohibitivas para economías domésticas pero que ahorrará unos minutillos con respecto al Talgo a esos privilegiados. Pocos minutos con relación al uso de los ahora llamados trenes Altaria si se incrementase la frecuencia de éstos, se acometiese la mejora de la línea férrea actual y se implantase la doble vía. Pero claro para esa élite el tiempo es oro. ¡Qué fácil es gastar el dinero de otros! Más valdría gastarlo para ahorrar tiempo al conjunto de la sociedad. Incluso a los que consideramos que el tiempo, más que oro, es algo que no tiene precio, por que lo necesitamos para la vida. Una vida, que para serlo no puede estar pendiente de una velocidad y unas prisas falsas y sin sentido. Resultaría más rentable social y micro-económicamente gastar ese dinero en un tren ágil, publico, seguro, sostenible y para todos, y en mejorar el transporte público urbano. Para que así, el conjunto de los ciudadanos no nos veamos obligados a perder el tiempo y los nervios en atascos, paradas de autobús o buscando un aparcamiento previo pago. Tal vez entonces no fuesen necesarios falaces aeropuertos, zonas azules, ni trenes AVE de altos vuelos y mal agüero.Pero es más fácil y rentable, política y macro-económicamente, gastar en obras faraónicas que sólo benefician a unos pocos. Porque el pueblo, con la contemplación de esas magníficas infraestructuras y edificios singulares, quedará con la boca permanentemente abierta y llena de babas. Y esa gratificante sensación de narcotizado pasmo la agradeceremos en votos. Este pueblo al que la mayor parte de la clase política se empeña cínicamente en llamar sabio y soberano, cuando lleva décadas atareada en fabricarnos un encefalograma plano mediante inyecciones de incultura idolatradora de "ronaldos", "bisbales" y "pirámides" con cimientos de barro.


COPYRIGHT de Rafa León

1 comentario:

Larrey dijo...

y yo que pensaba que los parkimetros eran un invento de gallardón...