PROMESAS

Buenos días amigo lector,

Si me vieras notarías a mi alrededor un aura de optimismo. ¿Por qué? Porque hoy es jueves y masticamos la expectativa de un largo puente (que por cierto me tomo pero eso es materia del artículo de mañana). Porque llueve y tal y como cuidamos del planeta, ese es motivo de alegría (si no traen inundaciones, claro, que los extremos nunca son positivos, siempre negativos).

Y sobretodo porque me he dado cuenta de que estamos cerca del pleno empleo. Después de leer esto te preguntarás qué he desayunado. Tranquilo, estoy sereno.

Se trata de que he ojeado las propuestas de los distintos candidatos a alcalde y presidentes de comunidades autónomas de varios lugares incluida mi ciudad. Teniendo en cuenta los kilómetros de metro, de autovías, de autobuses, de policía, de guardia civil, de hospitales, de escuelas, de residencias de ancianos, de polideportivos, de basureros... mi calculadora de 8 dígitos no logra sumar los puestos de trabajo que se van a crear. Va a ser fantástico vivir en un país en el que desconozcamos el significado de la palabra paro.

Ahora, amigo lector, que una sonrisa se ha cincelado en tu mirada, reflexiona sobre los programas electorales de los candidatos de tu pueblo o ciudad o de tu comunidad autónoma. ¿Cuántas cosas te prometen que son imposibles de cumplir porque las competencias sobre las mismas no las tienen atribuidas? A modo de ejemplo, ayer leía como un candidato a la alcaldía de Rivas (no mencionaré su afiliación política) aseguraba que incrementaría sustancialmente la dotación de Guardia Civil en la localidad. ¿Cómo puede tener tanta cara? En el mejor de los casos podrá solicitar que aumente la presencia de la benemérita pero las competencias sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad son exclusividad del Estado según el artículo 149 de la Constitución Española.

Prometer hasta meter y una vez metido se olvido lo prometido.