Viernes 12:30 horas ZULU, Rivas-vaciamadrid (lo de zulú siempre me ha gustado de las películas americanas pero no tengo ni idea de qué significa). Llega a casa mi cuñada, mi cuñado y las niñas.-Ya estamos preparados- Que guapa has vestido a la nena- Claro es que hoy vamos a comer fuera- ¿Nos vamos ya?-.
Carretera de Valencia, desvío a Morata de Tajuña y Chinchón. Encontramos bastantes coches y me empiezo a mosquear. Chispea. Pasamos Morata y seguimos a Chinchón. La carretera se estrecha, no tiene arcén, -¿nos habremos equivocado? Si yo juraría que Chinchón estaba más cerca-. Vemos un cartel indicador que nos tranquiliza, estamos en buen camino. -¿Y todos estos coches? mal asunto-.
Por fin llegamos a Chinchón, nos encaminamos a la parte baja del pueblo que es donde están los aparcamientos. Indescriptible, dos zonas para los coches completamente llenas, no cabe ni un alfiler y nosotros atascados en una rotonda. Paramos donde no se puede según el código de circulación y montamos una asamblea urgente. -¿Qué hacemos?- Vámonos de aquí- ¿Qué os parece Aranjuez? está cerca- ¡Venga vámonos de una vez!
Escopetados huimos de la marabunta de Chinchón. Sigue chispeando. Sabía yo que la economía del mencionado pueblo se sustentaba en parte en el turismo gastronómico pero no suponía que tan abrumadoramente.
Avistamos Aranjuez. Del chispeo pasamos a la lluvia como Dios manda. Entramos por una carretera que bordea un parque o jardín enorme, flanqueada por majestuosos árboles que no logro identificar, más que nada porque soy de letras mixtas.. Dejamos los coches tranquilitos en la calle de la oficina de Correos, bastante céntricos.
Sin darnos apenas cuenta son las 14:00 horas ZULU (je,je,je). Será mejor buscar un sito para comer y en la sobremesa conocer el pueblo. Sigue cayendo agua, con intervalos de chuzos de punta. Un restaurante, y otro, y otro. Llenos, atascados, la gente espera fuera. Localizamos un asturiano que tiene buena pinta. –Ojo que el menú son 27 euros- Da igual, entra y pregunta- ... –Nada, no dan más reservas, acaban de citar a los últimos a las cuatro y media- Ya no llueve, jarrea. –Larguémonos, son las tres menos veinte, por la autopista y la m50 a las tres en Rivas.
Y sigue lloviendo, luces de cruce, limpiaparabrisas ganándose el sueldo. Rivas, 15:05 horas ZULU (jo, jo, jo, onomatopeya de carcajada). Entramos en la Taberna de Rodri en el centro comercial Rivas Centro, tienen menú a 15 euros, vino de rioja joven y riquísimo rabo de toro.- ¡Coño pero si hoy es vigilia¡ Bueno que le vamos a hacer, además mira la nena imita al padre, potito de jardinera de ternera y tan contenta-.
Como casi todas las historias esta también tiene moraleja, cuando creas que todo el mundo ha abandonado la ciudad, aún quedan un millón de personas y todas piensan hacer lo mismo que tu.
Carretera de Valencia, desvío a Morata de Tajuña y Chinchón. Encontramos bastantes coches y me empiezo a mosquear. Chispea. Pasamos Morata y seguimos a Chinchón. La carretera se estrecha, no tiene arcén, -¿nos habremos equivocado? Si yo juraría que Chinchón estaba más cerca-. Vemos un cartel indicador que nos tranquiliza, estamos en buen camino. -¿Y todos estos coches? mal asunto-.
Por fin llegamos a Chinchón, nos encaminamos a la parte baja del pueblo que es donde están los aparcamientos. Indescriptible, dos zonas para los coches completamente llenas, no cabe ni un alfiler y nosotros atascados en una rotonda. Paramos donde no se puede según el código de circulación y montamos una asamblea urgente. -¿Qué hacemos?- Vámonos de aquí- ¿Qué os parece Aranjuez? está cerca- ¡Venga vámonos de una vez!
Escopetados huimos de la marabunta de Chinchón. Sigue chispeando. Sabía yo que la economía del mencionado pueblo se sustentaba en parte en el turismo gastronómico pero no suponía que tan abrumadoramente.
Avistamos Aranjuez. Del chispeo pasamos a la lluvia como Dios manda. Entramos por una carretera que bordea un parque o jardín enorme, flanqueada por majestuosos árboles que no logro identificar, más que nada porque soy de letras mixtas.. Dejamos los coches tranquilitos en la calle de la oficina de Correos, bastante céntricos.
Sin darnos apenas cuenta son las 14:00 horas ZULU (je,je,je). Será mejor buscar un sito para comer y en la sobremesa conocer el pueblo. Sigue cayendo agua, con intervalos de chuzos de punta. Un restaurante, y otro, y otro. Llenos, atascados, la gente espera fuera. Localizamos un asturiano que tiene buena pinta. –Ojo que el menú son 27 euros- Da igual, entra y pregunta- ... –Nada, no dan más reservas, acaban de citar a los últimos a las cuatro y media- Ya no llueve, jarrea. –Larguémonos, son las tres menos veinte, por la autopista y la m50 a las tres en Rivas.
Y sigue lloviendo, luces de cruce, limpiaparabrisas ganándose el sueldo. Rivas, 15:05 horas ZULU (jo, jo, jo, onomatopeya de carcajada). Entramos en la Taberna de Rodri en el centro comercial Rivas Centro, tienen menú a 15 euros, vino de rioja joven y riquísimo rabo de toro.- ¡Coño pero si hoy es vigilia¡ Bueno que le vamos a hacer, además mira la nena imita al padre, potito de jardinera de ternera y tan contenta-.
Como casi todas las historias esta también tiene moraleja, cuando creas que todo el mundo ha abandonado la ciudad, aún quedan un millón de personas y todas piensan hacer lo mismo que tu.
4 comentarios:
me quedo con tu frase final. Ayer estuve tres horas en un túnel de la M30 y ahí debía estar medio Madrid, pero qué va, mis amigos y mi familia me esperaban en un parque...puta ciudad.
A TODO NOS PASÓ ALGO ESTÚPIDAMENTE PARECIDO.
Una semana santa, que no salimos fuera por lo del movimiento de masas que comporta, se nos antojó el viernes ¡ya se habrá ido todo el que pensara hacerlo! ir a comer a Pedraza ¿? Acabamos comiendo un bocadillo de queso en Rascafría ¿por qué? Para ir a Segovia, 3 horas de atasco, llegar a Pedraza y encontrarte todo lleno de gente, mosquéate si ves gente comiendo por las calles bocadillo de morcilla ¡es que se había agotado todo!
Moraleja, como bien dices, que por mucha gente que se vaya, queda otra tanta que tiene ganas de ir a alguna parte. El problema de elegir buenas fechas son los coles.
Besos PAQUITA
Ya ves tan ricamente comí en mi casa un buen potaje. Con su bacalao y papas, con espinacas y tal y para después que bien, me tomé un par de torrijas y al salir a pasear no encontré a ningún vecino. Ay qué ver que bien me vino quedarme en casa a comer.
Salud.
Eso es lo que tenía que haber hecho yo, quedarme en casita tan ricamente. Pero uno aprende de sus errores y no me vuelve a pasar
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